1. mi hija Hannah


    Fecha: 09/08/2018, Categorías: Incesto Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues

    Hace un tiempo atrás un jueves álgido después de llover sentado tomando un café, intenté recordar cuando mi pequeña hijita se convirtió en la mujer más deseable para mí, día tras día su belleza es más notable cabello rubio ojos azules y expresivos, su forma de mujer con divinas curvas, pechos redondos con pezones muy rosados, con una apariencia inocente no puedo evitar deleitarme en su caminar, de solo tenerla cerca y percibir su olor la excitación que produce en mí es extraordinaria y me di cuenta un día que de tanto mirarla ella lo disfrutaba, volviéndose mi musa y mi secuaz sabiendo que con sus lentos y delicados movimientos es capaz de llevarme a otros mundos y querer disfrutarlos conmigo. Soy joven intelectual y físicamente atractivo, separado de la mamá de mis hijas y decidí quedarme con la que más amo que desde el momento en que la tuve en mis brazos supe que seria mía antes que de cualquier otro hombre. Mantengo un cortejo con algunas enamoradas para menguar mis necesidades y calmar mis demonios que me dicen cada noche que la posea. Estoy obsesionado con ella; la pasión se intensifica cada vez más debido a que dormimos juntos, le compro lencería fascinante con la que me coquetea y luce para mí, la observo mientras se baña con la puerta entreabierta y la espero al salir para ayudarla a aplicarse crema en la espalda, nos encerramos en la habitación por horas y disfrutamos viendo programas para adultos con alto contenido erótico, llego al orgasmo solo con imaginarme ...
    ... que recreo esas escenas con ella. Es imposible que al tenerla en mi regazo no deslice mis manos hasta sus atractivos pezones los cuales pongo en mis dedos y rozo por largos minutos, luego le suplico me deje besarlos, muchas veces solo sucede eso mientras que en otras instancias continuamos mientras empieza a jadear y su respiración agitada me conduce a los lugares en los cuales desea sentir el placer emanado por mi lengua húmeda. Una noche me situó mi mano en su coñito y sentí su humedad, deslizando mis dedos por el encaje de su panty llegando a sus labios los cuales estaban mojados e hinchados esperando ser deleitados por mi lengua, descendí recorriendo y besando su abdomen hasta llegar a su pubis con escaso vello y sentí como una descarga eléctrica recorriendome me tumbé junto a ella y me apreté a su cuerpo. Le cogí las manos y alzándolas, las apreté despacio me deslicé sobre ella, apretando mi miembro sobre su vientre, haciendo movimientos circulares, en un susurro me dijo: quiero que sigas!!! Con sus pechos al descubierto se movían agitadamente con su respiración toqué un pezón suavemente, moviendo mis dedos en círculos alrededor del mismo sin dejar de acariciarlos, comencé a estrujarlos con suavidad, y noté que se ponían más rígidos. Mientras, mantenía la misma presión sobre su vientre… –Dame más… dame más – decía en bajos susurros. Nuestras miradas quedaron fijas mientras la ansiedad sexual por poseerla me delataba. –Cariño… solo quiero tocarte… no te voy a hacer nada…. ...
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