Independizarse
Fecha: 13/08/2018,
Categorías:
Sexo Interracial
Anal
Autor: amanuense, Fuente: xHamster
... cerraban su vestido. Cuando al desatar el tercer botón aparecieron sus pechos grandes y ligeramente caídos sin la protección del sujetador, no pude reprimirme y los apreté entre mis manos con toda mi fuerza. Ella me besó todavía con más furia. Pellizqué por última vez sus pezones y mis manos siguieron bajando por el cierre de su vestido. Su vientre no era plano ni perfecto, pero me encaminaba hacia su sexo, así que mi mano se fue deslizando por él hasta llegar a esas bragas blancas con las que le había visto hacía unos minutos. Mi mano dibujó la forma de su vulva sobre la ropa, y apretando conseguí que ella gimiera por primera vez. Estábamos excitados y ninguno de los dos quería negarlo. Retiré como pude sus bragas y mi cara se refugió en la negrura de su sexo. Mi lengua iba del frío de la encimera imitando a mármol sobre la que Carla estaba sentada al calor húmedo de su coñito. Sus labios se abrían al pasar de mi lengua, dejándome ver en primerísimo plano su vagina rosácea, y mi nariz servía para que ella frotara su clítoris. Así estuve comiéndome su sexo, haciendo que su coño se humedeciera a medida que mi lengua se secaba y se impregnaba de su vello púbico. Ella apretaba mi cara contra su cuerpo, y cuando lo hizo con más fuerza supe que se iba a correr. Mi lengua abrió sus labios, se introdujo por su vagina y recibió los frutos de ese orgasmo.-“Me corro, me corro”- gritaba Carla, aunque el regusto de su flujos vaginales en mi boca me hacía comprobar que ya se había ...
... corrido.La levanté en brazos, dejando caer al suelo de la cocina su desabrochado vestido. Ella se enrolló con sus piernas a mi cuerpo. Nuestras cabezas quedaron frente a frente. Nos besamos con furia dejándonos llevar por la pasión del momento. Quería que Carla conociese el sabor de su cuerpo a través de mis besos. Entrelazados y sin dejar de devorarnos la boca fuimos saliendo de la cocina, cruzamos el salón y entramos directos a su habitación, donde la había visto desvistiéndose minutos antes. La dejé en el suelo, me quité la camiseta y me tumbé sobre la cama todavía vestido de cintura para abajo. Ella acercó su cuerpo brillante al mio. Con un sabio movimiento de su mano soltó mi cinturón, luego el botón del pantalón y muy lentamente fue bajando mis pantalones. Posó sus pequeñas manos sobre el paquete que se anunciaba bajo mi calzoncillo. Yo a esas alturas estaba tremendamente excitado y no necesitaba mucho más para terminar de ponerme a tono, pero sus manos sobre mi sexo, consiguieron hacerlo crecer aun más. Yo mismo me quité el calzoncillo, en un gesto que pedía calladamente que empezara a trabajar mi polla como yo había hecho antes con su coño. Dicho y hecho. Carla fue bajando muy lentamente su cabeza, acercándola a mi sexo, mientras no dejaba de mirarme con una pícara y brillante sonrisa en su rostro. Tímidamente su lengua rozó mi glande provocándome un primer suspiro. Repitió la operación otra vez, y otra, y todavía una más. Su lengua repasaba mi glande, sin siquiera enmarcar ...