Caricias - Relatos Eróticos

Caricias

-No lo haces- retaba Alejandra de manera coqueta y atrevida mientras ponía su bolsa sobre su entrepierna.

-¿Qué quieres perder?- Respondía Isaí al reto con cierta duda en la voz pero sin separar su mano derecha del el muslo de Alejandra.

-No lo haces- reafirmo Alejandra con una mirada tentadora y retirando su mano de la bolsa para sujetar su pluma y comenzar a escribir.

Isaí comenzó a acariciar discretamente la parte superior del muslo de Alejandra con la sola punta de sus dedos.

-Conste- advirtió en voz baja mientras rápida y decididamente deslizaba su mano hacia debajo de la bolsa y colocando sus dedos al encuentro con la intimidad de Alejandra. Una mirada de sorpresa acompañada de una sonrisa nerviosa fue la respuesta de Alejandra ante el atrevimiento de su amigo.

-Te dije que si lo hacía- respondió Isaí mientras esbozaba una sonrisa traviesa y comenzaba a acariciarle su muslo.

-¿Y ahora? – Pregunto Alejandra de manera tentadora y atrevida.

Con suavidad Isaí comenzó a rozar sus dedos contra la entrepierna de Alejandra. Una sonrisa de travesura se dibujo en el rostro de los dos y sus miradas se encontraron para después separarse e intentar concentrarse en la clase.

La profesora separo al grupo en equipos de dos, y cada equipo estaba inmerso en sus problemas, chismes y perversiones.

Poco a poco las caricias fueron subiendo de intensidad al igual que la respiración de Alejandra quien por más que lo intentaba, no podía ocultar el rubor de sus ...

... mejillas y aquella sonrisa de placer que se marcaba en su rostro. Intentaba inútilmente prestar atención a la clase. Su mirada, a pesar de estar fija en el pizarrón, parecía perdida. La agitación de su respirar era cada vez más evidente para Isaí quien podía sentir como al igual que la agitación, la temperatura de su “amante” se incrementaba.

-No mames- dijo Alejandra entre risas mientras miraba al suelo y respiraba profundamente entrecerrando los ojos.

-Pues no y ya…- contesto Isaí de manera bromista al tiempo que alejaba un poco su mano. – Si no quieres no y ya- añadió sacando la lengua.

Alejandra empujo sus caderas hacia adelante en respuesta a aquella pregunta. Una picara sonrisa acompaño aquella acción y el jugueteo continuo.

Por la posición, Isaí solo podía rozar con el lado derecho de sus dedos la intimidad de su amante, sin embargo, podía empujar con delicadeza y suavidad al tiempo que continuaba con el movimiento de arriba hacia abajo. Alejandra no podía contenerse más, colocaba su mano derecha frente a su boca para intentar ocultar el rubor y las sonrisas y cerraba los ojos poder “mezclarse” con la satisfacción de su amante. El calor en su entrepierna ahora era más intenso. Isaí no podía contener su sonrisa de satisfacción, y aquella mirada inquisitiva sobre su grupo, “Si supieran” pensó. El movimiento comenzó a hacerse más y más notorio en la bolsa que cubría su pequeño juego.

-Abre tu carpeta- ordeno disimuladamente Isaí a Alejandra quien hasta ese ...