1. El diario de Papá: La cueva


    Fecha: 15/08/2018, Categorías: Incesto Autor: lawyer236, Fuente: SexoSinTabues

    ... entiendes? – - Sí, ella era un conejito y yo un oso. El conejito y el oso vivían juntos y felices en su cueva, y sin importar que pasara afuera, ellos siempre estaban felices en su cuevita. Nuestra cueva era debajo de las cobijas cuando nos acostábamos. - ¿Quieres que sea tu conejito? – - Yo y cualquiera estaría feliz de que fueras su conejito. Pero lo importante no es eso, sino que yo no soy tú oso. Y no tienes que hacer nada, eres amiga de mi hija y estas en problemas. Pasa aquí la noche y veremos mañana que hacer. Y no te preocupes, puedes dormir en el cuarto de mi hija. Solo te pido un favor. - ¿Cuál? – - Por ningún motivo te vayas sin avisarme, sería muy peligroso ¿entiendes? – - Si – Platicamos hasta las 12 de la noche y le dije que se fuera a la cama. Yo hice lo mismo. Creí que tendría insomnio como las anteriores noches, pero al contrario dormí profundamente y muy rápido. Quizá el sentirme útil y necesitado otra vez le había dado sentido a mi existencia. En la noche me despertó algo familiar, era un cuerpo pequeño y frio entrando a mi cama. - ¿Qué haces? ¿Estás bien? – dije entre dormido mientras el pequeño cuerpo se pegaba a mí. Ella estiró su cara y me besó en la boca, yo retiré la cara con suavidad. Iba a decirle que no debía hacer esto pero se me adelantó. - Tengo miedo y estoy sola. Déjame entrar a la cueva osito. No soy el conejito, pero soy un gatito perdido y que tiene frió. – Dijo apenas en susurros y con lágrimas en sus ojos. La besé en los labios con ...
    ... suavidad y se abrieron para mí, nuestras lenguas se conocieron y ella succionó la mía. Bajó su mano a mi entre pierna y sintió como mi verga iba creciendo. Yo bajé mi mano por su espalda, ella llevaba una camiseta y nada más, a la mañana siguiente encontré sus pantis a los pies de la cama, se los había quitado justo antes de subir. Pasé mi mano por sus nalgas tersas y perfectas, suaves y tibias. Aventuré la punta de mis dedos por su culito diminuto. Ella dio un pequeño respingo, pero siguió besándome. Después ´pasé mis dedos pos su vagina ya húmeda. Al pasar mis dedos varias veces sobre sus labios vaginales ella empezó a gemir. En un momento ella dijo algo que no entendí. Me detuve y le presté atención. - No soy virgen. Por ningún lado soy virgen. – - Eso no me importa. Eres mi gatito y esta es tu cueva, aquí nada de afuera, el pasado o el futuro importa – Le dije mientras la ponía de espaldas y separaba sus muslos con delicadeza, una vez que su sexo quedó expuesto, introduje uno de mis dedos lentamente hasta el fondo. Oh Dios que caliente estaba ahí dentro. - Empecé a penetrarla con mi dedo de forma lenta pero fuerte y profundo. El resto de mi mano se estrellaba contra su clítoris. Ella jadeaba y saltaba cuando mi dedo llegaba a lo más hondo. Hice que mi dedo girara dentro suyo y los gemidos pasaron a gritos entre cortados. Con la boca abierta y jadeante me pidió más. En la siguiente embestida introduje otro dedo. Ella gritó, puso sus manos en mi muñeca y sentí como todos sus ...