Vínculos Prohibidos
Fecha: 27/07/2017,
Categorías:
Transexuales
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... era una oferta tentadora que no se podía despreciar. Me desnudé, mi pene comenzó a ponerse erecto, me acerqué hasta ella, con mi mano comencé a acariciarle suavemente los testículos, noté que su verga se iba poniendo también rígida. Mi mano dejó sus testículos y se dirigió hasta su verga, la atrapé, y sentí el enorme placer de tener en mi mano aquella tibia rigidez, comencé a masturbarla mientras con la otra mano acariciaba el agujerito de su ano, pude darme cuenta de que aquello le gustaba, pues su verga se puso aún mas dura, más rígida.
Estaba muy excitada y yo también lo estaba. Aquella cuevecilla que me mostraba tan ansiosamente despertó en mí el deseo de lamerla de besarla. Y así hice. Lamí con fruición aquel delicioso agujero tuyo buscando darte placer. Al mismo tiempo me masturbaba ansiosamente. De pronto sentí que ya no podía más, dejé tu agujerito y te pedí que te dieras vuelta para que quedaras bocarriba. En aquel momento ya no me fue posible aguantarme más y caí sobre ti.
Con mi boca busqué desesperadamente tu pene para mamarlo, saborearlo, disfrutarlo y darte todo el placer que te merecías. Lo lamí rápido al principio, luego despacio, rítmicamente, saboreándolo, sintiendo su rigidez dentro de mi boca hasta que por fin hizo erupción, emitiendo todo aquel torrente de blanca lava caliente.
Quedaste agotada, tu pene perdió rigidez y cerraste los ojos durante algunos minutos. Luego los abriste, tenías en tu rostro de niña la expresión de una gran ...
... satisfacción, me abrazaste y nos besamos en la boca. Entonces me dijiste que querías ser mía, querías que te penetrara, que te metiera mi verga en el agujero de tu ano. Te diste vuelta, levantaste tus nalgas y, nuevamente quedó ante mí aquella deliciosa cueva de placer. Te la lubriqué metiéndote mi dedo con crema, lo cual repetí varias veces pues cada vez que lo hacía gemías suavemente de goce.
Me acomodé detrás de ti, tomé mi verga con mi mano derecha mientras con la izquierda hacía presión en tu ano para facilitar la entrada de mi miembro. Al principio te dolió un poco pero después se fue deslizando suavemente, luego comencé a moverme rítmicamente, acompasadamente, sin parar. Sintiendo la tibia calidez de tu oquedad en mi verga, aquello era simplemente delicioso, gozoso. Llegó el momento, no me era posible continuar deteniéndome, expulsé todo mi vigor dentro de ti entre gemidos de placer de ambos. Fue algo bello, hermoso, ¡Qué placer tan maravilloso!
El resto de aquel día domingo fue de completa placidez, fuimos a tomar el almuerzo a un restaurante en una zona apartada de la ciudad. Por la tarde rentamos dos películas nos fuimos a mi casa, nos acomodamos frente al televisor y continuamos haciéndonos algunos cariños mientras el tiempo fluía apaciblemente…
Giselle, te agradezco que hayas aceptado que contara la experiencia de uno de nuestros fines de semana…
Los que critican este tipo de vínculo simplemente no saben lo que esto significa. Hay cosas de las cuales no se puede ...