1. El tío del Furgón escolar (Parte2)


    Fecha: 26/08/2018, Categorías: Dominación / BDSM Autor: angelmatsson, Fuente: SexoSinTabues

    ... Su glande entraba y chocaba en mi paladar y mejillas, y succionaba con intensidad para que se corriera y todo terminara. Pero sólo era el inicio. Me ordenó que lamiera sus peludos huevos y chupara el tronco de su verga. No dudó en sermonearme si algo no cumplía con sus expectativas. Me tomaba del cabello y me alejaba de su pene, golpeaba con el mi cara y mejillas, y luego volvía a introducirlo en mi boca. -Desnúdate -ordenó-. Rápido. Torpemente comencé a quitarme la ropa bajo su intensa mirada, mientras se masturbaba disfrutando del espectáculo. Cuando estuve sin pantalones ni bóxer, me detuve. -Sácate todo –dijo-. Te quiero desnudo de pies a cabeza. Me incorporé nuevamente y comencé a sacarme el suéter y la camiseta. Ahí estaba, completamente desnudo para él, indefenso y sin escapatoria. Bueno, escapatoria si tenía, pero algo dentro de mí me detenía. El poder que ejercía Devon sobre mí me paralizaba, y un pánico se apoderaba de mi cuerpo al solo pensar en desobedecerlo. Su agarre me sacó de mis pensamientos. Me obligó a ponerme en cuatro y comenzó a comerme el culo. A la primera lamida mis piernas temblaron, pero una fuerza extraña me impedía a sentir cosas placenteras, sólo había temor. Sentí su lengua invadir mi cavidad anal y, a los segundos, noté su dedo intentando entrar. Un ardor me hizo dar un pequeño gemido, recordando que mi culo aún no estaba completamente curado de la sesión anterior. -Por favor –dije sin evitarlo-. Ten cuidado. -No es momento de quejas ...
    ... -contestó-. Quédate en silencio. Flojito y cooperando. Logró introducir su dedo hasta los nudillos y jugó con el dentro de mí. Volví a gemir sin poder reprimir el dolor. -Por favor –me lamenté-. Me duele. -Te dije que te callaras –me nalgueó con fuerza-. ¿Eres idiota? ¿O te caíste de cabeza cuando bebé? Su voz me decía que estaba cabreado pero el dolor proveniente de mi interior gritaba auxilio y no podía ignorarlo. Saco su dedo y lo cambió por su lengua dándome un pequeño respiro. Pero a continuación arremetió con dos dedos y fue inevitable gemir otra vez. -Ay –me quejé-. Me haces daño. -¿Daño? -preguntó-. Eres una nena llorona. ¿Quieres daño? Yo te lo daré. -¡No, por fav. ! ¡Aah! -grité. Introdujo sus dos dedos sin el menor cuidado. -Ahí tienes dolor –dijo con voz satánica-. Y te prometo que no parará. Por suerte tu madre llegará tarde y no verá cómo te voy a dejar. -¿Qué dices? -pregunté con miedo. -Hoy te dejaré claro quién manda -respondió-. Y no le dirás nada, ¿verdad? Sabes muy bien que no te conviene hacerlo. No alcancé a decir nada, pues sus dedos hicieron un rápido movimiento dentro de mí que provocó que el aire escapara de mis pulmones. Con su mano libre empujó mi espalda y me obligó a que mi pecho tocara el asiento, dejando que mi culo quedara totalmente expuesto a sus atrocidades. Sus dedos entraban y salían sin ningún cuidado. Su lengua jugaba en mi interior y lubricaba para que tuviera mejor movilidad, y no tardó en introducir un doloroso tercer dedo. Mis lágrimas ...