La pendeja del sexto piso - Relatos Eróticos

La pendeja del sexto piso

... mandé entera y ella gimió otra vez. Se la saqué casi completa y volví a embestirla, cada vez con más ímpetu.La pendeja estaba mucho más caliente que yo; podía notarlo en las ganas que tenía de coger, en sus movimientos felinos, sus jadeos y chillidos…Tras embestirla en esa posición durante un buen rato, por fin la nena acabó con mi verga enterrada en su concha. Eso me excitó demasiado y unos segundos después, yo me descargué dentro de ella.La saqué y dejé que ella se deslizara hasta apoyar sus tacones en el piso. Me miró otra vez con una tremenda cara de viciosa y me pidió que ahora le diera por el culo…Tomó mi verga entre sus dedos y comenzó a hacerme una tremenda paja, hasta lograr una buena erección. Luego se inclinó sobre el espejo, ofreciéndome su pequeño culo en pompa…La aferré por las caderas y, antes de invadir su estrecho esfínter, le pregunté si estaba segura de querer mi verga por atrás.“No te preocupes… tengo la cola desvirgada también…”Eso me convenció de poder disfrutar ese culito estrecho sin ninguna culpa y entonces la penetré muy despacio.La pendeja se miraba en el espejo y me sonreía poniendo cara de putita, a medida que iba sintiendo mi verga entrando en su estrecho ano.Le bombeé la cola con ...

... frenesí, mientras ella gemía de placer y se tocaba los labios vaginales con sus dedos. De repente me dijo que iba a acabar y entonces pude ver que dejaba escapar un torrente de flujos entre sus piernas.Otra vez me excité y finalmente le dejé toda mi carga de leche dentro de su lindo culo. Se la saqué y le di unas buenas palmadas antes de soltar sus caderas.La pendeja se limpió un poco con una remera usada y terminó de vestirse.Estaba tan en bolas como al principio, con esa camiseta negra que le marcaba las tetitas y una minifalda que apenas le cubría una diminuta tanga de algodón.“Adónde vas ahora, pendeja…?” Le pregunté con algo de curiosidad.“A encontrarme con mi novio…pero él no me coge tan bien como vos”.“Podríamos encontrarnos aquí mismo otra vez a la medianoche?” Me preguntó con cara de lascivia, mientras me acariciaba el bulto.“La frígida de tu esposa coge tan bien como yo…?”Me preguntó lamiéndose un dedo con su mejor cara de puta.“Mi mujer coge muy bien… pero vos sos mucho más puta que ella…”Le respondí mintiendo, para dejarla contenta.Me tiró un beso al aire y la miré abandonar el ascensor taconeando y meneando sus suaves caderas, mientras pensaba qué excusa podría darle a Anita para salir al palier a la medianoche…