Tarjetas Black 4
Fecha: 01/09/2018,
Categorías:
Infidelidad
Autor: roberxl, Fuente: RelatosEróticos
... control bajo la fina blusa de licra y echó mano a la izquierda. Primero se la sobó, viendo atónito como su verga desaparecía una y otra vez devorada por aquel coñito hambriento. Después, a medida que se iba poniendo más cachondo amasó y estrujó aquella teta endurecida por la excitación. Comprendió que debía tomar las riendas de una vez, y las riendas de una mujer son sus caderas. Reteniéndola, la obligó a parar un instante y se la clavó entera.
― ¡Vaya con la contable!... Te gusta follar ¿eh, golfa?... Pues a mí también.
¡Plash! ¡Plash! ¡Plash! ―empezó a montarla.
― No lo entiendo, ¿es qué llevabas mucho tiempo sin follar? ―ríe él.
― ¡Sí! ¡Sí! ―aulló ella.
― Pues espero que tomes precauciones nena ―le advirtió Róber― te voy a llenar de esperma… Recuerdas qué sabroso…
― ¡Sí! ―claro que lo recordaba, es lo malo de ser mujer, que nunca olvidas nada… que nunca olvidas que un hombre te folló la boca con su gorda polla hasta que se vació los huevos. La leche de Róber era cremosa, era resbaladiza, caliente, abundante, y dejaba un regusto amargo en la garganta que te hacía carraspear.
Por descontado, Yeimy era una mujer actual y no faltaba a su cita trimestral para inyectarse su anticonceptivo.
¡Plash! ¡Plash! ¡Plash!
Róber empezó a sacudirle con fuerza, bombeando en su coñito abierto, sacándole casi toda su dura verga antes de cada arremetida. Los pollazos que le endiñaba a la alucinada mujer eran tan fuertes que incluso la mesa de madera y aluminio se ...
... comenzó a estremecer. Entonces el Delegado noto que uno de sus pies se resbalaba.
― ¡Mire, Sra. Villaescusa! … ¡Mire como le chorrea el coño!… ―ella no podía verlo, pero en el suelo había un pequeño charquito que la inculpaba. Yeimy debía haber tenido pérdidas con alguno de sus orgasmos.
¡Schof! ¡Schof! ¡Schof!
― Su coñito quiere polla, Yeimy…
¡Schof! ¡Schof! ¡Schof!
Yeimy no estaba acostumbrada a oír aquel tipo de lenguaje. De hecho, estaba acostumbrada a hacerlo en silencio, pero no podía callar más, su sexo estaba en un clímax continuo y tanto gusto, tanto placer le hizo perder los buenos modales “en la mesa” del jefe.
― ¡Sí, dame! ¡Dame polla! ¡Por Dios, qué rica se siente!... ¡Más! ¡Más! ¡Así!... ¡Sí, fóllame, fóllame el coñito! ¡Ahora es tuyo, cabrón! ¡Sólo tuyo!... ¡Vamos, llénamelo! ¡Quiero sentir como me llenas! ―expelió al vigoroso Delegado.
¡Schof! ¡Schof! ¡Schof!
― ¡Es lo que pensaba hacer! ―gritó Róber pensando que era cierto eso de “si hay una mujer más puta que una latina, es una latina casada”. Juntos le estaban poniendo unos buenos cuernos a su marido, y ahora él no podía fallar, debía rematar la faena―…prepárate preciosa… Seguro que tu marido no te ha llenado nunca así.
¡Plash! ¡Plash! ¡Plash!
Aquello ya fue demasiado para la contable que empezó a temblar a causa de las señales de placer que emitía su clítoris.
― ¡Aaah! ¡Aaah! ¡Aaah! ¡Aaah!
― ¡Qué coñito tan rico tienes, zorra! ¡Toma! ¡Toma! ¡Toma! ―Róber la mordió en el ...