1. Una nueva vida con mis hijas


    Fecha: 02/09/2018, Categorías: Incesto Autor: Fantasyworld, Fuente: CuentoRelatos

    ... reverencia pretendiendo ridiculizarme en la maniobra, hecho que consigo del todo.
    
    Ella se ríe ante mi fingida pomposidad.
    
    - Sabes, cuando mi hija me dijo que tenía novio tenía serias dudas. Pero hoy llevo un día en el que ya creo todo posible. Cuando les sugerí a mis hijas los requisitos para sus novios, lo dije como una utopía. En ningún caso llegué a creerme que fuera posible. ¿Supongo que no llevas braguitas, verdad? - le digo.
    
    - Pues..., no - dice.
    
    - Verás antes de sentarnos quiero hacer una comprobación. Voy a ponerte al lado de la mesa con mis dos hijas a tu lado tapándote y voy a hacer como que se me cae algo al suelo y me agacho a recogerlo. Entonces voy a meter toda mi mano dentro de tu coño de golpe y voy a empujar hacia arriba hasta llegar a tu cérvix. ¿Qué dices? - le digo llevándola suavemente del brazo al lado de la mesa.
    
    Se le escapa un gemido con una cara a mitad de camino entre la sorpresa y la excitación. Me mira y asiente. Yo sonrío y arremango mi camisa por encima de los codos con parsimonia mirándola fijamente. El rostro de la mujer es ya un poema de excitación. Su hijo aún sentado en la mesa se toca la bragueta con disimulo.
    
    Compruebo el entorno y la posición de mis hijas. Es aceptable. Me agacho y en un rápido movimiento subo mi mano por el interior de sus muslos hasta la vagina. Me encuentro un charco. Está tan dilatado que no tengo que separar los labios. Mi mano desaparece como si nada dentro de ella. Fue tan sencillo que no me lo ...
    ... creía. Empujé hacia arriba y rápidamente mi antebrazo desapareció. La camisa alrededor de mi codo frenó mi empuje. Aun así empujé un poco más. ¡Todavía podría meterme más adentro! ¡Uffff! Saque el brazo de un tirón. Y me levante. Una pátina de viscosos mocos cubría mi mano y mi antebrazo hasta el codo.
    
    - Querida. No lo creía posible, pero tú también puedes albergar mi pene. Tienes un coño de vaca enorme - le digo besándola cariñosamente en la mejilla.
    
    - Me ha encantado Joe. Que se te ocurra hacer esto en un sitio lleno de gente me ha puesto como una moto - me dice con el rostro congestionado de placer.
    
    - ¿Si? ¿Pues como premio ahora le vas a dar a mis hijas unas cucharaditas de postre mientras charlamos - le digo tomando un vaso vacío de la mesa.
    
    Nos sentamos y con la otra mano voy recogiendo rápidamente la espesa pátina de blanquecinos jugos de mi brazo y mano, para ir soltándolos en el vacío vaso.
    
    Todos me miraban absortos. Al cabo de un minuto casi todos los cuajos estaban en el vaso.
    
    - ¿Me ayudas a acabar de llenarlo querida? - le digo a Lily ofreciéndole una cuchara.
    
    Mordiéndose un labio de excitación va recogiendo sus propios jugos con la cuchara y echándolos en el vaso.
    
    Como es habitual en estos sitios la maniobra pasa desapercibida. Nadie nos presta atención.
    
    Por fin todos los mocos están en el vaso.
    
    - Ahora tu premio querida. Reparte los jugos de tu coño entre quien tu quieras - le digo poniendo el vaso delante de ella.
    
    Ella revuelve ...