En la playa con papá capítulo 2
Fecha: 05/09/2018,
Categorías:
Masturbación
Autor: Crystal69, Fuente: SexoSinTabues
... libremente y coger con quienes nos plazca. Hay que relacionarnos entre sí, humanos con humanos, y con la Madre Naturaleza. Sonreí. Papá era un pseudo hippie, pero era feliz siéndolo y si eso le ayudaba a llevar la idea de que mamá tenía un amante… bueno, estaba bien por mí. La verdad yo compartía parte de sus ideas. El sexo era hermoso cuando se practicaba libremente. Lo sabía por los gemidos de Joan y la manera en la que mi amiga era feliz cogiendo con cuanto hombre quisiera. Adoraba sentir el semen cayéndole de la vagina, las caricias, los besos… pero esa era ella. Yo era más bien un poco recatada en ese aspecto y no me relacionaría con cualquier persona desconocida, como mamá había hecho en su adolescencia. Su casa estaba cerca de la costa, a unos diez minutos de la playa. Entramos y al fin pude desempacar. Pasaría mes y medio aproximadamente y ya sentía ganas de meterme al mar. —¿Quieres comer algo, mi amor? —Pues me gustaría ir a la playa cuanto antes. —Ah, perfecto. ¡Vamos! ¡Déjame ir por el bloqueador solar! ¿Trajiste bikini? —Sip. La sonrisa que puso mostró felicidad. Total que me puse el bañador debajo de la ropa y nos fuimos a la playa. Una vez allí me quité todo lo de encima y me quedé con el bikini, que era una tanguita muy linda de color verde y un sujetador. —¿No harás topless? Tu mamá lo hacía. —Ay, no. Me da mucho… Me quedé callada. Papá se quitó los pantalones. Su pequeño traje de baño le realzaba un bulto entre las piernas casi tan grande que tuve que ...
... desviar la mirada. Él me tomó de la mano y me arrastró al interior del agua. Una vez allí, ya me sentí más dueña de la situación y me la pasé nadando, moviendo las piernas y demás. Él se acercó detrás y me abrazó por la cintura. Sentí la polla semidura contra mis nalgas, y traté de no darle mucha importancia. Él era mi padre. ¡Mi padre! No debería ni siquiera de notar que él era un hombre ¿verdad? No debería de… estremecerme con las manos en mis caderas ni con mis nalgas tocándole el paquetote. —Papi… me estás untando tu pene. —¡Ay! Perdón, Daniela. Lo siento mucho. Me reí, apenada. —Descuida. Vamos a nadar y a ver quién llega más lejos. Desde ese momento papá se mostró algo más apenado por haberme frotado su verga en el culo. Yo ya le había perdido la importancia, pero no me gustaba verlo así un poco alejado de mí. No es que le odiara ni nada por el estilo. —¿Me pones bloqueador? Voy a asolearme. —Claro, Daniela. Me eché sobre una toalla, bocabajo. Aunque no se lo pedí, me quitó el sostén desabrochándolo. Además yo tenía las mejillas coloradas por exponerle a mi papá, un hombre más adulto que yo, mi culito nada más cubierto por la diminuta tanga de mi bikini. Sus manos se movieron suaves por toda mi espalda, mi cintura y hombros. Yo me moría de la risa cuando llegó a mis nalgas. —¿Quieres que…? —Sí. O se me va a quemar el culo. —Claro. No podemos dejar que tanta carne se desperdicie —bromeó. Cerré los ojos y me dije ¡¿Qué demonios me está pasando?! Cuando él puso sus dedos en mi ...