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Inicio de vacaciones (Parte 2)
Fecha: 07/09/2018, Categorías: Hetero Autor: caquijanom, Fuente: CuentoRelatos
... Adriana se retorció inquieta de tal manera, que debió sujetar su cadera para mantenerla quieta. Todo lo que podía oír eran sus gemidos y ruegos entre cortados hasta que alcanzo el orgasmo. Se limpió la boca con el dorso de su antebrazo y le sonrió. —¿Ahora que viene? —pregunte levantando la cabeza mientras la miraba tratando de normalizar la respiración. Yo la bese y corto sus palabras. —Sé que a tu mente pervertida le gusta que te amarré. Ella se sonrojo involuntariamente, pero no lo contradijo. —Eres tan dulce cuando te sonrojas. —Dije posicionándose sobre ella.— mi hermosa esposa te amo tanto. Y de me inmediato yo comencé a besar sus labios mientras sujetaba su cintura, ella levanto su pierna derecha para aumentar el contacto. —Cristian… —¿Sí? —dije mordiendo el lóbulo de su oreja. Ella apuro las cosas y con su mano atrapo mi miembro para guiarlo a su zona, pero yo la detuvo echándose hacia atrás. —Tú conoces la palabra mágica. Dije yo —Has la excepción hoy amor. —dijo ella tratando de sujetarlo con sus piernas, pero yo no cedi. —Te dije que te arrepentirías de decidir ir a ese seminario. Adriana me hizo un puchero con frustración, yo siempre terminaba ganando, pero ella no se iba a dar por vencida. Se ubicó un poco más arriba en la cama y abrió las piernas lo suficiente para que yo se posicionara entre ellas, pudo ver como mis ojos la recorrían con lujuria. Instintivamente llevo una de sus manos a su centro y comenzó a acariciar su ...
... zona sintiendo como sus dedos resbalaban con facilidad entre sus pliegues por el exceso de secreciones. Los ojos de él se abrieron con sorpresa. —Adriana, planeas matarme. —dije con la boca seca. Claramente no se esperaba esto. Ella se retorció gimiendo, tratando de concentrarse en mi rostro. —Te he ganado. —dijo Adriana finalmente con satisfacción mientras continuaba dándose placer a sí misma. Yo sujete la mano que tenía perdida entre sus piernas y la llevo sobre su cabeza junto con su otra mano. —Yo creo que ya no. Dilo. Sus ojos chispeaban y ella gimió al sentir su miembro rozando su entrada. —Te amo. Sus ojos azules se suavizaron y él le dio un beso tierno. —Te amo también, pero ahora dilo. Adriana me acaba la paciencia. Trato de que su tono no delatara lo desesperado que estaba por perderse en su interior. Su erección necesitaba ser liberada porque ya le estaba provocando un dolor en la zona. Presiono la punta solo un poco entre sus pliegues y le tomo mucho esfuerzo no empujar hasta el final. Ella gimió al sentirlo. —Follame. —Adriana. —se quejó él casi perdiendo la cabeza. —Follame por favor. Yo sonreí soltando mis manos para luego sujetar su cadera y empujar su virilidad hasta el fondo de su vagina húmeda. Ella respondió arañando su espalda y entre besos fogosos y gemidos lo único que podía oírse era mis testículos chocando con fuerza contra la piel de ella. —Te amo. —murmure yo como una plegaria tratando de prolongar el ...