El sexo con doña Sofía (mujer casada y madura) era maravilloso - Relatos Eróticos

El sexo con doña Sofía (mujer casada y madura) era maravilloso

... noche completa con ella cuando teníamos nuestras ricas sesiones de sexo.  Más tarde no necesitábamos la cama, lo hacíamos en cualquier parte de la casa, en la sala, en la cocina y sobre la mesa del comedor.
Cuando cumplimos seis meses de andar juntos, la invité un fin de semana a un chalet a una hora del pueblo, la primera noche, ella estaba bellísima, con una lencería muy sexy, además es increíble el cuerpazo que aún tiene Sofía.  Esa noche me dijo que tenía un regalito especial, me dijo que quería que se lo hiciera por su agujerito chiquito, su rico culito, -yo se que los hombres se vuelven locos por hacerlo por allí- me dijo ella, -y yo quiero volverte loquito este fin de semana- agregó.  Yo no voy a alardear, nunca había probado el culito de una mujer hasta esa noche y la verdad Sofía me volvió loco cuando se la metí por el ano.  Me hizo correrme como un quinceañero, todo el fin de semana no salimos de la habitación, comimos y cogimos en la habitación.  Ese fin de semana estuve a punto de declararle mi amor a Sofía.  Pero..
Debo ...

... decir un acontecimiento no bueno de esos días.  Ella cierta noche, me dijo que debíamos parar, porque ella a pesar que estaba separada, no estaba divorciada, -además, tu ni siquiera me has pedido que sea tu novia- me dijo.  -Y como me lo vas a pedir si yo te llevo casi 20 años-, me terminó de decir y se salió una lagrima.  Diciendo eso y se entró a su habitación y se encerró con llave.  Asi son las mujeres pensé.  Pasamos varios días sin vernos, solo me ponía un mensaje que buscara quien me daba la comida. La verdad es que me gustaba doña Sofía, pero no para casarme.  Hacemos buena pareja en la cama, pero ella ya hizo su vida y a mi me falta hacerlo. Eso pensaba. Una noche, ella entró a mi habitación, yo dormía, iba en ropa interior, yo prendí la luz, ella me hizo señal que no dijera nada, se desnudó y se metió en la cama y me dijo -hazme el amor por favor, lo necesito-, y nuestra relación siguió otro tiempo, hasta que me trasladaron de trabajo.  En eso la pandemia.  Tengo dos años y meses de no verla por el momento, pero aún nos escribimos.