Mi hijo es mi pareja - Relatos Eróticos

Mi hijo es mi pareja

Hola, soy Claudia, tengo actualmente 47 años, soy una mujer atractiva, y esta es la historia de amor prohibido con mi hijo. 
Todo empezó hace 11 años, cuando mi ex pareja, abandonó el hogar que formamos juntos durante 20 años, y se fue con otra mujer.
Después de mucho tiempo soltera, decidí abrir las puertas de mi corazón al amor, y empecé a buscar parejas, pero ninguna me hizo sentir feliz, todos mis pretendientes eran muy manipuladores conmigo y en ocasiones me maltrataban con palabras y con golpes. 
Mis sentimientos hacia mi hijo, comenzaron cuando el tenía 19 años y yo 36, cuando él se graduó de secundaria, empecé con pensamientos de deseo y hasta llegué a masturbarme viendo fotos de el. 
Busque ayuda psicológica en Internet y lo que encontré fue historias de madres relacionadas con sus hijos como parejas y todo eso que yo leí me llenó de felicidad y sin pensar, me dediqué a conquistar a mi hijo. 
Comencé a vestir, caminar, y cocinar diferente y al paso del tiempo, mi vestimenta dentro de casa era blusas de escotes sin Brasier y a veces hasta Minifaldas sin tanga.
Un mes después, decidí confesarle mis sentimientos de amor a él, y la su respuesta fue la que nunca esperé "mamá, tu también me gustas, y quiero que seas mi novia", al oír su respuesta, mis ojos se llenaron de lágrimas, y lo primero que hice fue darle un beso apasionado con mucho deseo.
Durante 2 semanas nos besamos como locos y ...

... empezamos a dormir juntos, hasta que llegó el momento de hacer el amor. 
Tanto él, como yo, planificamos juntos nuestra noche de pasión, y decidimos hacer el amor el viernes siguiente. 
Llegó el día viernes, en la tarde me invitó a comer en casa, pasaron varias horas, hasta que yo le dije "llegó la hora de la acción".
Nos besamos mucho, y entré en calor, tanto así que no aguanté a llegar a la habitación, y me empecé a desnudar, pero el no se quedó atrás y se quito su camisa y su pantalón, y en tanga, el empezó a bailar de manera sensual, hasta que se quitó la tanga, y al ver su pene, me calenté más y más que yo misma me lo metí a la boca, le hice una mamada como nunca, tanta era mi calentura, que sin pensar me quité mi tanga y yo misma me metí su pene en mi vagina, paso el tiempo, embestida tras embestida hasta que nos vinimos juntos. 
Más tarde en la madrugada del sábado, estábamos todavía despiertos, y el me dijo que le gustó mucho y que le gustaría hacerlo de nuevo y yo sin pensarlo mucho, accedí y volvimos a hacer el amor.
Dos semanas después, me enteré que estaba embarazada y desde ahí la relación se fortaleció. 
Después de 11 años de relación prohibida con mi hijo, debo decir que estoy muy feliz y orgullosa de todos nuestros logros y deseos. 
Yo le aconsejo a todas esas madres que se aventuren de probar una relación con sus hijos, ya sea para solo parejas sexuales, o una relación abierta.