1. El terceto se convierte en cuarteto


    Fecha: 15/09/2018, Categorías: Anal Sexo en Grupo Sexo con Maduras Autor: Anitaslut44, Fuente: xHamster

    ... enorme verga en su culo, pero no paró ni por un instante de bombearme. A esa altura mi culo estaba tan dilatado que ya parecía estar anestesiado, casi no sentía nada de dolor ni ardor, solamente un intenso placer.Tamara bombeó con mucha intensidad el delicado culo de mi esposa, haciendo que Anita aullara gozando de placer. De repente se salió, pidiéndole a Ana que también me sacara el aparato de mi culo.Anita entonces se bajó de la cama y fue directamente gateando a la entrepierna de Ricardo, a deleitarse lamiendo esa poderosa herramienta que mi amigo ya había endurecido mientras nos miraba coger a los tres.Enseguida sentí la enorme verga de Tamara en mi culo, Era realmente de gran tamaño y además dura como una piedra, Pude notar la diferencia con el látex. Por suerte mi ano estaba bastante dilatado y no me dolía prácticamente nada.Tamara me embistió de entrada, llenando por completo mi cavidad anal. Luego comenzó a acrecentar su ritmo, lo cual me produjo cierto ardor, pero enseguida el poco dolor dio paso al placer. Sentía que mi pija otra vez comenzaba a endurecerse.Ricardo mientras tanto tenía su gigantesca verga también durísima, producto de la intensa mamada que le estaba dando mi esposa; así que le indicó a ella que tomara la posición anterior de Tamara debajo de mi cuerpo, mientras él subía a la cama detrás de su amiga.Sentí los labios de mi esposa ...
    ... alrededor de mi verga y comencé a delirar de placer. Tamara gimió largamente al notar que la enorme pija de Ricardo comenzaba a sodomizarla, pero tampoco ella disminuyó su ritmo de bombeo dentro de mi culo.Unos minutos después Tamara me llenó el ano con toda su leche, que pude sentir bien caliente y luego de bombear un poco más, finalmente se retiró, dejándome caer de costado, mientras los delicados labios de Anita seguían intentando hacerme acabar en su hermosa boca.Podía oír los bufidos de Ricardo mientras le daba duro por el culo a Tamara, mientras ella jadeaba salvajemente ante semejantes embestidas.Finalmente mi esposa logró hacerme acabar en su boca, tragándose toda mi leche, mientras el mecánico aullaba y se vaciaba dentro de Tamara al mismo tiempo.Los cuatro quedamos acostados por un buen rato, recuperando el aire y el pulso.Luego nos vestimos en silencio y nos despedimos de ellos con la promesa de repetir todo en una próxima visita.Había sido una experiencia increíble. Me habían roto el culo, llenándomelo de semen y eso me había causado un placer indescriptible. Realmente me había gustado, porque dentro de todo, sentía que le había entregado mi culo virgen a una mujer con pene y no a otro hombre.Mientras acariciaba los labios vaginales dilatados y húmedos de mi delicada esposa, tendida a mi lado en nuestra cama, pensaba en que ya nada seria igual… 
«123»