1. La mujer del disidente (04). El registro


    Fecha: 31/07/2017, Categorías: Microrelatos, Autor: Senatore33, Fuente: CuentoRelatos

    ... podía apreciar el contraste del blanco de sus pechos con respecto al moreno de su vientre, cuello y hombros. Desde detrás el contraste se apreciaba, aparte de en el culo, también por donde había estado la tira del sujetador del biquini.
    
    Al llegar a la parte delantera de nuevo se colocó delante de la silla, se arrodilló, dejó sus bragas en el suelo y comenzó a desprender la saliva de sus manos sobre la suela del policía. Tras humedecerla se agachó aún más y agarrando su pelo lo restregó para esparcir la saliva y limpiar la bota. Tras terminar con una bota el agente cruzó la otra pierna y Amalia, que aún conservaba algo de saliva sobre una mano, repitió la operación con la otra suela. Cuando hubo terminado con ambas permaneció arrodillada a la espera de más instrucciones.
    
    -Ahora ven hacia aquí -le ordenó el sargento Morcillo-.
    
    Amalia se dirigió a la mesa, donde estaba sentado el sargento, quién le ordenó que apoyara ambas manos sobre la superficie de la mesa y que abriera sus piernas. Amalia así lo hizo, obviamente dejando ver su coño abierto a la vista de todos los hombres sentados tras ella. El sargento dejó unos instantes para que el fotógrafo y el cámara captaran tan grosera postura, y con sus guantes enfundados comenzó a abrir con fuerza sus labios vaginales y a introducir su gordo dedo índice. Obscenamente metía y sacaba con fuerza su dedo, friccionando con dolor las pareces vaginales de Amalia, quién resistía entre lágrimas y gritos de dolor. Si no la iban a ...
    ... violar, este registro se iba a parecer bastante. Tras considerar que ya había hurgado lo suficiente, el sargento sacó su dedo, e intencionadamente pellizcó su clítoris y tiró con fuerza, arrancándole bruscamente varios pelillos. Amalia soltó un chillido de dolor, que fue recibido con admiración por el público asistente, que respondió con un murmullo.
    
    -Ahora te vas a tumbar sobre la mesa, boca arriba, y vas a abrir tus piernas para que registremos tu ano -le ordenó el sargento-.
    
    Amalia estoicamente tuvo que subirse a la mesa, tumbarse de espaldas sobre la fría mesa y abrir sus piernas.
    
    -Ponte las rodillas de pendientes -añadió el sargento.- No sabes la de cosas extrañas que puede llegar a ocultar una mujer en su cuerpo.
    
    Amalia con esfuerzo subió sus piernas como para hacer abdominales, pero las mantuvo abiertas en alto. El fotógrafo se situó frente a ella y sin disimulo se puso a hacer zoom sobre su coño.
    
    De repente, el agente Morales le sujetó desde atrás las piernas por detrás de las rodillas y con fuerza se las unió a las orejas, levantándole el culo y dejando su agujero completamente a la merced del sargento Morcillo.
    
    El sargento de nuevo abrió su ano con el índice y el pulgar de su mano izquierda y la penetró analmente con el gordo dedo de su mano derecha. El dolor de Amalia fue enorme, que nunca antes había sido penetrada por ahí. El sargento metió y sacó varias veces el dedo, hasta que consideró que ya había tenido bastante y lo sacó con fuerza, dejando a ...
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