Paseo de fin de semana - Relatos Eróticos

Paseo de fin de semana

Llego el verano y mi esposa me dijo que quería que fueramos un fin de semana a un club campestre a lo cual accedí para poder estar solos y relajarnos.
Así que salimos a medio día con la reserva hecha mi esposa fue con una maya color piel y con una tanga negra la cual se transparentaba y marcaba unas nalgas redondas y su entrepierna con una blusa de chalis qué dejaba ver sus grandes pechos debajo del top blanco.
AL llegar el dueño nos indicó que éramos los únicos ya qué fuimos un viernes y la gente llegaba los sábados así que nos alegro el saber que tendríamos en club almenos por la noche para nosotros solos, el dueño era un viejo que al. Ver a mi esposa con su atuendo muy sugerente se acercó a saludarla dándole un abrazo donde sus manos tocaron sus caderas y dándole un beso muy cerca de los labios a lo cual mi esposa no lo tomo a mal.
AL dejar nuestras cosas en la habitación el dueño nos llamó para darnos la bienvenida dándonos un piqueo y unos tragos a lo cual mareo a mi esposa después de 05 rondas de cócteles el viejo le indico a mi esposa que vaya a descansar qué nosotros nos quedábamos a seguir un rato más como hacia calor le dije que dejara la puerta abierta qué como hiba en un rato mas no habría problema sobretodo porque solo estábamos los dos y el personal en el club.
Pasaron unos 20 minutos y le dije al dueño qué regresaría ya qué iría a ver si mi esposa ya se ...

... encontraba dormída lo cual por el consumo de licor estaba profundamente dormida al retornar una se las chicas que hacen la limpieza me dijo que el viejo había ido por una botella de un buen vino a su bodega y demoraría unos 20 minutos así que ella qué hizo la conversación para darle tiempo al viejo de subir a nuestra habitación por la parte trasera del hotel y encontró a mi mujer dormida y al levantar la sabana vio lo que le atrajo el delicioso trasero de mi mujer donde lo toco suavemente y como no hubo reacción se apresuró a bajarle la truza y saborear el culo de mi mujer ella en su embriagues pensó que era yo y se dejó bajar la truza sin problemas se hecho de lado y el viejo al ver semejante regalo no desperdicio el momento quito la sabana y le introdujo su miembro en ella mi mujer entre sueños y adormitada se dejó embestir una y otra vez hasta que el viejo llego llenando de leche toda la conchita de mi mujer se apresuro a limpiarla con papel toda y la volvió a tapar.
Regreso donde estaba diciendome qué el buen vino no lo encontró pero era de un gran cuerpo refiriéndose como el de mi esposa.
AL regresar a mi habitación llegue con ganas de rollar a mi mujer lo cual lo hice pero me percate que estaba muy húmeda pensé que era producto del alcohol y aproveche en follarmela dos veces más.
Al día siguiente amanecio Feliz y me dijo había descansado muy bien y quería seguir probando mas vinos.