1. Amantes hermanos


    Fecha: 31/07/2017, Categorías: Incesto Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... dormitorio el mío. Yo me levantaba y luego de ducharme llevaba a mis sobrinos a la nueva escuela y de allí me iba o bien a tribunales o bien a mi estudio.
    
    Éramos una familia en casi todo. Lo único que faltaba era la convivencia entre los adultos, cosa difícil por el parentesco de hermanos.
    
    Por la mañana mi hermana se dejaba ver en camisón. Este por lo general era de una tela que no transparentaba nada pero dejaba adivinar casi todo, así pude descubrir que no usaba corpiño cuando se levantaba y que su bombachita era diminuta y solo le cubría lo indispensable. Ella lo hacía de la manera más normal que uno se pueda imaginar, pero a mí me hacía verla de otra manera que si fuera mi hermana, la veía como a una mujer apetecible.
    
    A los dos meses de instalados en casa, tiempo en que había cortado por respeto a ella y a mis sobrinos, toda salida con mujeres, un echo fortuito hizo que lo gestado interiormente y que yo no lograba ver, se desencadenara rápidamente.
    
    Esa mañana, luego de haber llevado a los chicos a la escuela debí regresar a casa por unos papeles que me había olvidado.
    
    Andrea no esperaba mi regreso y las mujeres que trabajaban en casa aun no habían llegado, por eso se encontraba en el comedor haciendo no se que cosa vestida solo con su tanguita. Sus pechos sueltos y los cabellos aun mojados por la reciente ducha caían sobre sus hombros.
    
    Las tetas mostraban unos pezones rosados de buen tamaño.
    
    Era la primera vez que veía a mi hermana tan desnuda, eso ...
    ... me produjo una erección.
    
    Andrea se puso doblemente roja de vergüenza, por mi erección y por su desnudez, se dio vuelta para ocultar sus pechos de mi vista.
    
    Yo no aguanté, me arrimé y la abracé por detrás, agarrando los pechos con mis manos y apoyando mi erección en su redondo culo.
    
    Andrea se quedó quieta sin decir nada y sin atinar a hacer algo.
    
    Yo con mi mano derecha solté uno de sus pechos y la fui bajando hasta llegar al elástico de su tanguita, la metí por debajo del elástico y llegué a su mata de renegrido bello que cubría su vagina.
    
    Mi hermana me pidió que la dejara por favor.
    
    El verte así me vuelve loco Andrea.
    
    Jorge, vos sos mi hermano, dejame.
    
    Te necesito y te deseo Andrea, desde que llegastes a esta casa no hubo otra mujer.
    
    Yo tampoco tuve hombre desde que llegué a esta casa.
    
    La hice girar, me pegué contra ella quedando mi paquete en su entrepierna, ella debía sentir el mismo. Se pegó a mí.
    
    Incliné mi cara y le dí un beso en sus labios.
    
    Andrea en un primer momento cerrá su boca a mi beso, pero yo con las lengua y su aceptaciones los abrí y comencé a jugar con ella en su interior.
    
    Muy pronto ella también comenzó a jugar con la suya en mi boca. Era la señal de su entrega.
    
    Cruzó su pierna en mi cintura y con los brazos en mi cuello se juntó aun más a mí.
    
    Al separar nuestras bocas me pidió que la hiciera suya, que necesitaba un hombre.
    
    La alcé en brazos y la llevé a mi dormitorio donde la acosté en mi cama aun destendida. ...
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