1. Noches mágicas - Acto II


    Fecha: 27/09/2018, Categorías: Gays Primera Vez Autor: SirLawrence23, Fuente: xHamster

    ... comencé a chupar y a absorber sus cojones, tirando de ellos. René se acomodó para facilitarme la labor, al tiempo que levantaba también la pierna, como si de una barrera se tratara, para hacerme accesible la llegada a su precioso agujero, que me moría de ganas de acariciar, dilatar y penetrar con mis dedos y mi lengua.Nuestros cuerpos estaban cada vez más enlazados, podía sentir el calor de ambos, su sudor, su olor y, especialmente, los sonidos que hacíamos al chasquear nuestras lenguas contra unos lugares y otros de nuestra más íntima anatomía. Nuestras respiraciones se hacían cada vez más entrecortadas, con suspiros y jadeos constantes. Las contracciones se sucedían, involuntarias, sin control. Se olía y se percibía el sexo rezumando por todos nuestros poros.Levantando mi mano derecha tiré de la nalga más alta de René. Un primer plano de su culo apareció ante mis ojos y me hizo sentir un espasmo de placer, no sé si por la visión o por la sensación que me llegaba desde el mío, al que la lengua de Sergio estaba rindiendo tributo sin ninguna contemplación. Así que, sin mas dilación, recorrí con mi lengua todo el canal entre sus nalgas, sentí la convulsión de René al pasar por su agujero. Esa reacción me gustó y de nuevo volví al ataque, ahora más lentamente y deteniéndome un instante en el centro de esa esca****la marrón que se abría ante mí. Y de nuevo un espasmo recorrió su cuerpo. Acerqué mi mano derecha a su polla y tras comprobar lo dura que estaba, inicié un suave ...
    ... movimiento de masturbación. Observaba como su ano se abría y cerraba, se contraía y se relajaba al ritmo de mi mano; así que de nuevo me lancé. Apoyé mi lengua sobre él y lamí y lamí hasta dejarlo completamente chorreando de saliva. Luego poniendo mi lengua lo más dura que pude, empecé a horadar ese agujero de carne que se resistía a ser profanado. Me costaba entrar. Dejé de acariciar su pene para que se relajara un instante y tirando con ambas manos separé todo lo que pude sus apretadas nalgas. Su agujero se mostró aun más espléndido. Junté mis labios al mismo y volví a la carga con mi lengua, lenta pero persistentemente. El esfuerzo era grande, pero estaba dispuesto a entrar en esa cueva húmeda y cálida. Poco a poco su esfínter empezó a ceder, notaba que mi lengua era aprisionada por ese pequeño túnel de carne, pero la saliva y mi coraje hicieron que acabara traspasando toda la puerta. Despacio, fui sacándola hasta notar que su entrada quería cerrarse tras la punta, por lo que sin retirarla del todo, comencé de nuevo el ataque hacia adentro, esta vez con menos resistencia por su parte. Si esto era el beso negro, que siempre me pareció asqueroso, me estaba empezando a gustar. Sentía como se dilataba el músculo de su ano al paso de mi lengua, cómo la abrazaba queriéndola retener y como se cerraba apenas comenzaba a salir.Tres, cuatro, cinco entradas y salidas más y el esfuerzo y la presión inicial desaparecieron. Mis entradas y salidas, cada vez más fáciles, fueron aumentando de ...
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