La mamá de mi mejor amigo - Relatos Eróticos

La mamá de mi mejor amigo

... puse de perrito y le seguí machacando su concha. Ella suspiraba, gemía, de a ratos medio sollozaba, de repente en medio de la bataola me dice, querido, quiero que me la metas por el culo. Sin demorarme, le saqué la tripa de la concha, busqué en la mesita de luz el gel lubricante que tengo para estas ocasiones, y comencé el trabajo de estimular y relajarle el esfínter. Su ano estaba bien cerradito, pero al meter un dedo se mostraba elástico, por lo que supuse que no sería la primera vez que le hacían el culo. Una vez que tres dedos entraron suavemente, unté mucho gel en la cabeza de mi verga, se la presenté a su arito trasero e invadí con un pequeño pechón su ano. Se abrió los cachetes con ambas manos para dejar más lugar a mi tripa, su túnel aterciopelado apretaba con ganas mi pija, la que de a poquito invadió su canal trasero. Al topar mi pubis con sus nalgas, se relajó y solita inició un vaivén que se fue transformando en una salvaje cabalgata. Se la sacaba prácticamente toda y se la volvía a meter, estuvo así al menos unos 6 o 7 minutos cuando de repente con un largo gemido tuvo otro orgasmo, me pidió que acelerara el movimiento y eso hizo que yo también pudiera acabar llenándole el culo de semen. Nos quedamos quietecitos uno arriba del otro hasta que mi verga se achicó y se la saqué. Se puso de costado a mí, se acurrucó y con voz de gata me dice que hacía mucho tiempo no tenía sexo tan bueno. Me agradeció que yo no hiciera preguntas. Y que si sabía guardar el secreto, vendría varias veces al mes a visitar a su hijo. Claro que yo no opuse reparos. Solo le pedí que me contactara antes para que no venga su hijo y nos encuentre cogiendo. En parte II les contaré como terminó Mariela, la hermana de Agustín también en mi cama.