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Antonieta, la gordita
Fecha: 01/08/2017, Categorías: Hetero Autor: gordilover, Fuente: RelatosEróticos
... voz se tornó muy sexy y seguía en mi oído - ¿De verdad te provoco cositas, niño? -Me dijo mientras me tocaba la entrepierna- - Que rico niño, yo quiero… Comenzó a darme pequeños besos en la oreja, mientras metió su mano en mi pantalón. Yo estaba excitado, sorprendido vamos, yo estaba de suerte. - Mira chiquito como la tienes, toda durita - Es por tu culpa bebé, me tienes muy caliente - Pues ¿Qué podemos hacer? - Lo que tú quieras Antonieta - ¿Lo que yo quiera? Lo que yo quiero es metérmela toda, en la boca, en mi vulva, en todos lados. Si yo te la paré, me pertenece a mí. Calculé que aún había muy buen tiempo, y en la escuela no había ni conserjes así que no me preocupaba que alguien pudiera llegar. Seguimos besándonos y ella no me soltaba el pene mientras yo ya decidido comencé a amasarle las nalguitas. Ella tomó una de mis manos y pasándola a sus pechos me dijo quedito: - Estrénamelas papi Cuando veo unas grandes tetas y me las están ofreciendo, no me lo dicen dos veces. La acerqué más a mí y le saqué la blusa. Tenía un muy sexy brasier que se las hacía lucir. Comencé a acariciarlas y a besárselas mientras ella solo suspiraba y gemía. Sin duda era la primera vez que alguien la tocaba ¡en toda su vida! - ¿Te gustan mis tetas papito? - Me encantan, ¡me encantas! - Son tuyas mi amor, cómetelas Seguía besándole los pechos, daba vueltas con mi lengua en su areola, mordiendo ligeramente sus pezones hasta que le desabroché el pantalón ...
... y comencé a acariciarle el clítoris, ella ya no era la Antonieta fría y distante, era una mujer ardiente, sexy y deseosa de seguir. - Así papi, así. Que rico Le metí un dedito, ella solo gimió. Lo intenté y le cupo otro mientras con la misma mano seguía tocándole el clítoris. No tardó mucho en venirse y mi mano simplemente se empapó. Su mirada era muy sexy en ese momento, se acercó a mí, me dio un beso en la mejilla y me dijo al oído: - Me la quiero comer No lo dijo dos veces, me bajó la bragueta y en un principio dudó. La veía y comenzaba a acariciarla hasta que el instinto y la calentura llevaron sus labios a mi pene y comenzó a darle pequeños besitos en la punta para seguir con unas lamidas y terminar metiéndosela toda en la boca. Era muy cachondo verla mamar, aunque estaba prendida al pene, nunca me quitaba la mirada de encima, y de vez en cuando me decía: - ¿Te gusta papi? Me los quiero comer Su voz fue como una orden. Al escuchar eso me corrí tanto pero no vi nada, todo se lo comió. Me limpió el pene a lengüetadas y me dijo: ven. Subimos a un salón, me sentó en una silla y después ella se sentó sobre mí. Se la metió toda y era tanta su humedad que el placer era demasiado. No duramos mucho. Sus caricias y besos hicieron que no duráramos mucho. Terminamos y seguimos besándonos un buen rato. Nos vestimos y volvió el silencio. Llegaron los demás compañeros, terminó la reunión y cada quien se fue por su lado, pero en el autobús coincidimos y ella se ...