1. Una familia muy normal - XIII


    Fecha: 04/10/2018, Categorías: Incesto Autor: sayago19, Fuente: SexoSinTabues

    ... sobre mi y nos besamos con pasión, como amantes que se reencuentran, mis pechos se clavan en su tórax; nuestros penes se frotan el uno contra el otro y me queda confirmado que él está mejor dotado (en lo largo y grueso) que yo. De mi miembro sale un hilito de lubricante, prueba más que evidente de que estoy disfrutando mucho el evento, Beto se hace a un lado y su mano toma mi miembro y comienza a darle una serie de caricias lentas desde su base hasta la cabeza. Le beso el oído y el cuello mientras le digo “así Beto, sin prisa, para disfrutarlo rico” Beto, comienza a deslizarse cuesta abajo, recorriendo mi cuerpo a besos, esta frente a mi pene; me toma por las caderas y me gira, colaboro con su impulso y quedo boca abajo. Se arrodilla y me dice: “ponte de perrita, por favor” Obedezco, anticipando el placer que se avecina, sin previo aviso me penetra; su grueso y venudo miembro entra con un poco de dificultad en mi estrecho ano, sin embargo la sensación de estar llena de carne de macho me hace enfocarme en el placer e ignorar las pequeñas molestias de mi piel al abrirse para Él. Me toma de las caderas y me con fuerza comienza a bombearme, su verga gruesa entra y sale de mi culo; el ardor que me causó su entrada es mínimo comparado con el placer que estoy sintiendo; trato de tocar mi pene para masturbarme pero Beto me detiene. El sudor corre por su pecho y salpica mi ...
    ... espalda, la excitación es mucha y termina, derrumbándose sobre mi. Me salgo debajo de él y comienzo a darle un masaje en la espalda, está tenso; el orgasmo no lo ha relajado, al contrario pareciera que eso le afecto en contra, me coloco a horcajas sobre él. Mi miembro se acomodo entre sus nalgas mientras me inclino para que mis senos rueden sobre la espalda de Beto. Ahora son mis labios quienes recorren su nuca, cuello, omóplatos, su columna es la vía que me dirige hacia su delicioso trasero. Beso sus nalgas, le doy pequeños mordiscos y poco a poco me acerco a su ano; mi lengua comienza a jugar con el en un beso negro que disfruto (quizá igual o más que él) mientras mi mano acaricia sus testículos y la base de su pene. Al sentir mis caricias levanta su trasero para facilitar manipulación de sus genitales, aprovecho eso para penetrarlo poco a poco, todo ello sin dejar de masturbarlo. No tardo mucho en terminar, sin embargo él necesita volver a descargarse; por ello lo empujo suavemente para que quede boca arriba y sean mis labios y lengua los que envuelvan su soberbio trozo de carne en un lujurioso juego que lo lleva a los pocos minutos a explotar. Ambos nos recostamos en la cama y Beto destapa la última lata, me la ofrece y le doy un trago, se la regreso y la termina de un jalón. “¿quieres saber cuál fue el “regalo especial del viernes”? “si” respondo con morbo y deseo. 
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