1. El socio de mi marido


    Fecha: 07/10/2018, Categorías: Fantasías Eróticas Autor: libelula, Fuente: CuentoRelatos

    Como narraba en mi último relato "Una mutua masturbación", Juan me puso mas caliente que una perra en celo, así que llegué a la cita con mi marido, con una calentura que se notaba a la vista. Ya estaba esperándome con Ramón, su compañero de despacho; saludé a mi marido con un pico y a Ramón con dos besos, el último en la comisura de los labios.
    
    Ramón siempre me había atraído y mi marido era conocedor de cuánto me ponía y en nuestros juegos sexuales siempre le decía que me gustaría coger con él algún día y que mas de una vez me había masturbado pensando en ello. Muchas veces me había insinuado, pero aunque me miraba con deseo, nunca me hizo caso, supongo que por lealtad a mi marido.
    
    Ahora que estaba divorciado, no dejaría pasar la oportunidad de intentarlo de nuevo. Estaba alterada del calentón que acababa de tener, lo que unido a las copas ingeridas en compañía de Juan, me lancé a coquetear con él sin rubor alguno ante la mirada atónita de mi marido. Además de las frases que le dedicaba con intención picarona, le rozaba en cada ocasión con alguna parte de mi anatomía. El parecía ignorarme, no así mi marido que dándose cuenta de la situación, sugirió ir a casa a tomar unas copas y algo de picoteo. Ramón intentó eludir la invitación pero finalmente los tres salimos dirección a casa.
    
    Abrió mi marido una botella de vino y sirvió tres copas, a la vez que decía ibamos escasos de wiski y salía a comprar otra botella y de paso traería algo para picar. Así que me quedé a ...
    ... solas con Ramón al que empecé a provocar mostrándole alguno de mis encantos femeninos. A pesar de que era evidente me estaba deseando, se mostraba distante y no me dio otra opción que abrir mi blusa y tomando su mano la lleve a mis pechos. Dudó pero no apartó la mano y empezó a acariciarlos y estrujarlos a la vez que me besaba apasionadamente. Le correspondía dándole lengua y participando encantada del morreo y de paso lleve mi mano a su paquete que estaba muy abultado. Quería disfrutar de su polla y arrodillándome entre sus piernas bajé la cremallera y allí, dura como una piedra, estaba su verga que agarré para lamerla y meterla entera en mi boca. Se la mamaba con deseo haciéndole gozar, mientras me decía lo putita que era. En estas apareció mi marido de vuelta de su compra, le miré con cara de viciosa sin sacar la polla de su amigo de mi boca.
    
    "A qué esperas a follarte a esta golfa, hace tiempo te anda buscando y te dejé con ella a solas para que le dieras ese gusto".
    
    Acto seguido sugirió ir al dormitorio. "Vamos a darle polla los dos para dejarla bien servida una temporada".
    
    Nos desnudamos apresuradamente y mi marido se tumbó boca arriba mientras yo, en posición de perrita, me puse a mamarle dejando mis dos agujeritos empapados a disposición de Ramón que ya estaba detrás de rodillas con su pollón en la mano. No tardé en notar su capullo entre los labios vaginales que se abrían a la presión de su verga, que entraba despacio hasta el fondo. Con sus manos en mis caderas ...
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