Dominantes viciosos - Relatos Eróticos

Dominantes viciosos

... recibió un mensaje en el que había probado y una dirección que estaba cerca de allí poniendo en marcha el GPS mi teléfono en 10 minutos andando llegué a dicha dirección.

Llamé por teléfono me abrieron la puerta y subí me abrió el macho de la furgoneta que estaba completamente desnudo y una vez dentro me dio un apasionado beso en la boca diciéndome que había tenido suerte y iba a acostarme con los dos.

Me indicó que me fuese a la ducha y que una vez duchado fuese al salón completamente desnudo, justo cuando llegue al salón entraba alguien por la puerta de la casa llegando hasta la estancia donde estábamos una mujer sobre el uno sesenta y algún kilo de más iban fundada con una chaqueta y una falda por encima de la rodilla, desabrochándose la chaqueta mostraba un pecho generoso y sin sujetador y dejando bajar la falda mostraba un pubis recortado con unos labios vaginales exteriores colgantes lucía unas medias con liguero.

Sí que me había fijado en esta mujer en la cafetería pero no supuse que fuese ella atractiva con cara redondeada una melena rubia de bote y unos labios muy carnosos y pintados.

La mujer dándome la espalda se apoyó en el sofá y separando las piernas con ambas manos separó sus nalgas mostrándome todo lo profundo de su raja desde su culo hasta los labios de su coño que colgaban, sin que nadie me dijese nada me acerqué aquellas nalgas y empecé a deslizar mi lengua desde donde terminaba su espalda hasta aquellos labios mayores chupando y lamiendo cada ...

... rincón de lo que se me mostraba, incidiendo esta en qué trabajase más su esfínter profundizando mi caricia e incrustando mi lengua profundamente.

Los jadeos de la mujer mostraban que el trabajo lo estaba haciendo bien y goteaba un hilillo blanquecido que salía de su coño y se escurría por aquellos labios tan desarrollados que empecé a recoger con mi lengua también.

En aquella postura ofrecía mi culo al hombre y este apoyando su verga la fue deslizando sin parar hasta chocar sus huevos contra los míos haciéndome sentir un pinchazo en toda la columna y llegando hasta mi próstata empezando a investirme y empujar mi cara contra los manjares que me ofrecía su mujer.

La mujer llegó a su primer orgasmo con mi lengua a caballo entre su esfínter su coño y su clítoris dándome un buen chorro de su elixir en mi boca que no dude en recoger.

El hombre también mostraba signos de llegar al orgasmo y sacándome la polla del culo y quitándose el condón me obligó a ponerme debajo del coño de esta y ver como él me ensartó hasta los mismísimos huevos en aquel coño que desprendía líquido sin parar chapoteaba aquella polla dentro y yo recogía todo líquido que salía de allí hasta que aullando ambos consiguieron un extraordinario orgasmo que mi boca recogió la mezcla de ambos para luego compartirlo en un beso a tres.

La mujer salió del salón y volvió con un arnés colocado y una polla sobre dieciocho centímetros y de grosor más o menos como la del marido de color negro.

Me indicaron que ...