El desengaño de tía Delia me beneficia
Fecha: 13/10/2018,
Categorías:
Gays
Autor: Danino, Fuente: CuentoRelatos
... tía -dije mientras admiraba su espalda perfecta y arqueada sinuosamente.
- No creo que se arregle nada -dijo también- ya me tomaré revancha.
Se dio vuelta y ya de frente a mí, no pude dejar de admirar por el escote de su camisón el busto perfecto y firme que asomaba. En la penumbra del cuarto ver su pelo revuelto me excitaba y no quería que notara la erección que me afectaba.
- ¿Tienes novia? -preguntó con voz suave.
- No tía -y agregué con algo de pudor- Yo tampoco tengo quien me atienda hace mucho.
- Eso no debe ser bueno en un muchacho de 20 años como tú -dijo mirándome cómplice a los ojos.
Había apoyado su mano en mi brazo y casi sin darse cuenta me acariciaba suavemente. Mi excitación era cada vez mayor y mirando su escote, seguía excitándome cada vez más. Ya era evidente a simple vista.
-¿Estás mirando mis pechos? -agregó- ¿en qué estás pensando?
- Tía, le diría que pienso que yo jamás buscaría otra mujer, teniendo ésta en casa. -dije con audacia.
Mi mano seguía en su hombro y la de ella seguía acariciando mi brazo y se desviaba a mi pecho.
- Te gusto tanto? -preguntó, coqueteando con una sonrisa.
- Muchísimo tía -le contesté.
- Dame un beso -dijo.
Me incliné sobre ella y le besé suavemente la mejilla, ...
... pero dejé mis labios sobre su piel. Ella rodeó con sus brazos mi cuello y su boca buscó mis labios.
Nos besamos casi con desesperación. De un manotazo, aparte las sabanas dejando al descubierto su cuerpo con el camisón levantado por sobre las rodillas. Ella, desató mi toallón, dejándome desnudo.
-Haceme tuya. Por favor. -y pidió- te necesito.
Le ayudé a sacarse el camisón y ya desnudos ambos, nos confundimos en un abrazo profundo y desesperado.
-Quiero que me hagas lo que quieras -agregó- seré tuya como nunca te lo fue ninguna mujer. Y todo quedará entre nosotros. Será nuestro secreto.
Besé sus pechos, lamí su vagina y la penetré con la violencia que me pedía a gritos:
-Matame, quiero sentirte adentro mío. -gritaba- penetrame, con fuerza. Más, más...
Fue una relación violenta y hermosa a la vez. La desesperación de tanto tiempo sin sexo, a mí me volvía loco. Ver esa hermosa mujer pidiendo sexo y placer, eras lo máximo.
Ese fin de semana, estuvimos más en la cama que en otro lado. Los trabajos de computación pasaron a otro día. Repetimos otra veces más, cuando las circunstancias nos permitían.
No sé cómo se habrá resuelto el problema de la infidelidad de mi tío, pero no le preocupó mucho más tiempo y nunca más hablamos del tema.