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El permiso de conducir (2): El segundo examen
Fecha: 24/11/2023, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Alfil-1, Fuente: CuentoRelatos
... faltaban de la camisa y mis tetas saltaron fuera de la presión de la tela que las contenía con los dos grandes pezones apuntando a su cara. Sus manos se abalanzaron como garfios y sentí como me las apretaba una contra otra mirándolas con sus pequeños ojos escrutadores. -Tienen que saber muy bien! -Compruébelo! Le dije acercándome más. Los pezones rozaron sus labios y se puso a chupármelos como si fuera una aspiradora mientras yo miraba para ver si aparecía alguien. Eso acababa de empezar y no sabía cómo podía terminar. -Le importa darse la vuelta? ¡Me gustaría admirarla por detrás! “Este no quiere una mamada, me quiere follar!“. Pensé mientras me giraba. No tardé en sentir sus regordetas manos subiendo por los muslos hasta mi culo. Tiré de la cremallera hacia arriba para facilitarle la labor y pude sentir como clavaba los dedos en la carne de mis redondos glúteos. -Tiene un culo precioso! – le oí decir – Si se inclina un poco lo admirare mucho mejor! “Joder, otro salido educado!“ Pensé con algo de desaliento. No le había visto la polla, pero seguro que ya se le habría puesto como el martillo de un herrero. Me incliné y sentí como se frotaba contra mi culo. Al instante sus dedos comenzaron a toquetear entre mis bragas negras y uno de ellos penetró en mi vagina. Perdí mi vista en el horizonte intentando desinhibirme de la situación, pero al rato sentí que me estaba excitando. Ya metía dos dedos y me pajeaba mejor de lo que había esperado. Noté como ...
... el interior de mi vagina comenzaba a mojarse produciéndome una agradable sensación, y sin darme tiempo a regocijarme con ese estímulo, la dureza de su glande apretó contra mis labios genitales. Solo me dio tiempo a esbozar un leve gemido, antes de que su polla penetrara completamente en mi vagina arrastrando la carne de su interior. Ahora el gemido que di fue más sonoro al notar cómo su polla, que debía de tener una gran anchura, me había llenado por completo. Abrí más las piernas instintivamente y sentí cómo se vaciaba mi vagina y se volvía a llenar al instante. A la tercera penetración la polla del hombre regordete ya entraba como la seda, y comenzó a bombear como si fuera a sacar agua de un pozo. Podía sentir sus huevos chocar contra mis muslos. Su fuerza era mayor de lo que parecía al mirar su cuerpo, y me sentía empotrada contra el coche como si fuera a dejar un gravado de mi cuerpo sobre él. -Te gusta zorrita? -Claro que me gusta! Dele fuerte! Le contesté sintiendo chasquear sus huevos contra mis piernas. A esa velocidad esperaba que durara poco, pero aquello se fue prolongando sin que cesará en sus embestidas. No quería, pero no pude evitar excitarme y jadeante sentí como se mojaba mi vagina copiosamente. -Ya veo que te gusta, putita! Que culo, dios mío! Le oí gritar sintiendo como lo abría con sus manos. Comenzó a horadarlo con un dedo provocándome más excitación. El cabroncete de carrillos rellenos me había puesto más caliente que el fuego de una ...