1. Con mi consentimiento


    Fecha: 27/11/2023, Categorías: Fantasías Eróticas Autor: femerba, Fuente: CuentoRelatos

    ... él.
    
    Algún día, sin embargo, entre la correspondencia que me estaba entregando, aparecieron unas fotos de él, desnudo, exhibiendo su muy notoria virilidad. ¡Uuuppss! dije yo al verlas, haciéndome el sorprendido, ¿no me diga que también trabaja de Stripper en sus ratos libres? Uuuyyy ¡que pena! jefe, dijo él, pienso yo, hoy en día, simulando hacerse el arrepentido por el suceso. Pierda cuidado, le respondí. Cuide eso, no vaya y me alebreste a las muchachas, comenté haciendo referencia a las secretarias que trabajaban en el lugar.
    
    No, jefe, para nada, contestó. Y, despidiéndose cortésmente, se retiró de mi oficina. Me quedé organizando la documentación que me había entregado y, en alguno de los documentos, entre sus hojas, había otra de las mencionadas fotografías. Se le había quedado ahí, llegué a pensar, pero no reflexioné sobre qué hacía aquel mezclando con la correspondencia aquellas fotografías autopromociónales. No le di importancia al suceso y, para no dejar evidencia en la oficina, eché la fotografía en mi maletín.
    
    En otra ocasión, Rodolfo, muy conversador, aprovechando que departíamos con el personal de la oficina, aprovechó la ocasión para averiguar algo de mis gustos. Alguna de las muchachas comentaba que ella, los domingos, salía con su familia a almorzar en algún restaurante preferido, a lo que otra comentaba sus preferencias, y así, todos iban manifestando sus gustos. Hasta que, alguno de ellos, preguntó: Jefe, ¿y usted a dónde va? Bueno, comenté, no muy ...
    ... seguido, pero me gusta ir a un restaurante que queda sobre la “Park way”, “Mi bella Suiza”. Por ahí cada dos o tres semanas me pego la pasadita, generalmente los domingos.
    
    Un día mi esposa llegó a mi oficina, a medio día. Habíamos quedado de encontrarnos ahí para salir luego a un compromiso, también de tipo laboral, en un lugar cercano a dónde nos encontrábamos, de modo que se facilitaba encontramos con otros convocados y proceder todos hacia allí, en grupo, movilizándonos en el transporte que la organización había dispuesto para ello. Rodolfo, como acostumbraba de un tiempo para acá, apareció para entregar oportunamente la correspondencia. Jefe, me saludó, papelería, como siempre, dijo mostrándome un cartapacio de documentos. Hola, Rodolfo, le saludé. Mire, dije, conózcase con mi esposa.
    
    Hola, dijo él, extendiendo la mano muy amable para saludar a mi mujer. Rodolfo Salazar Barón, para servirle. Mucho gusto, contestó ella; Laura. Me ocupé realizando el protocolo de la recepción d ellos documentos y firma de la planilla, ero, mientras lo hacía, pude detallar que el hombre inspeccionaba con detalle a mi esposa. ¿No siente calor, señora? Preguntó. Como esta edificación es tan cerrada, el calor se concentra en las oficinas y el ambiente se vuelve un tanto pesado. Sí, le había respondido ella, pareciera que no hubiera buena ventilación y que el aire no circulara. Sí, es cierto, comentaba Rodolfo, porque en algunas oficinas han montado aires acondicionados para tratar de tener ...
«1234...7»