Castigo
Fecha: 14/10/2018,
Categorías:
Dominación / BDSM
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
Mi familia me envió con una amiga que vivía en el campo, lejos de una ciudad grande para castigarme, pues era muy fiestera. Sin embargo descubrí que en el pueblo podía divertirme y no le hacía caso a Reyna, la amiga de mi familia, quien me levantaba a las 5.30 am para trabajar y los domingos para ir a la iglesia.
Un domingo en la misa me vio coqueteando con un chico y al volver a casa me dijo que tendría que rezar y pedir perdón, me rei de ella y me fui a mi habitación.
Desperté siendo atada a la cama por aquella loca, quien me inmobilisó de espalda y empezó a cortar mi ropa. Me sentí humillada y llena de rabia y le grité ofendiendola, pero al quedar desnuda sentí un fuerte dolor cuando ella me golpeó mis nalgas con una correa. Grité y prosiguió ordenandome que le pidiera perdón, pero yo estaba llena de rabia y seguía gritandole iproperios y amenazas. Me castigó con fuerza y quedé llorando en la cama. Rendida y muy adolorida. Después de un rato oí que volvía, esta vez vendó mis ojos y sentí unas manos femeninas que me tocaban lujuriosamente. Empecé a gritar pero aquella mujer estimulaba mi vagina y fue dilatando mi ano. No podía hacer nada y rogué que me soltaran. Entonces Reyna me dijo: Muy tarde bebé, ahora tendrás que ser castigada. Aquella mujer se estaba dando un banquete con mi cuerpo mientras yo lloraba humillada sin saber que hacer. La lesbiana se puso un pene de goma y me violó por mis dos agujeros, entonces me dijo al oido: Si quieres que me detenga, ...
... bésame. Accedí y nos besamos largamente. Después de unos minutos se levantó y ambas salieron. Yo sollozaba y al oir a Reyna le dije que necesitaba ir al baño, pero ella no se inmutó. Sentí que soltaban mis tobillos y creí que me dejaría ir al baño. Pero entonces sentí que me giraban y me colocaban boca arriba atando mis rodillas para abrirme completamente. Reyna se apoyana en mis rodillas y las empujaba para abajo para abrirme más. Yo lloraba pidiendole clemencia. Entonces sentí el pene de un hombre que era colocado en mi vagina. Tenía 16 años y aún era virgen y se lo dije, pero esto pareció excitarlo más aún. Fui desflorada de un golpe y cogida con lujuria, al acabar el segundo hombre me montó y me hizo suya. Yo lloraba de verguenza y humillación, pues ellos podían verme y yo no sabía quienes eran.
Llegó un momento que mi vagina no soportó más y empecé a orinarme, y junto con la liberación de mi orina llegó un fuerte e inesperado orgasmo. Aquellos dos hombres me cogieron varias veces esa noche. Al irse Reyna me liberó y llevó al baño donde la lesbiana me baño, y juntas me llevaron a cenar a la cocina. Desde ese día Reyna empezó a venderme a hombres y mujeres del pueblo, note que mi vientre iba aumentando y que estaba preñada. Reyna se rió al saberlo y me dijo: Si es niño lo afeminaremos, y si es niña la haremos tan puta como a su madre.
Escapé al día siguiente y llamé a mis padres, pero ellos le creyeron a Reyna y me dijeron que no volviera a la casa, así que me fui a una ...