La vecina
Fecha: 15/10/2018,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Quique., Fuente: CuentoRelatos
Cuando yo era muy joven, vivía en una aldea gallega. Al lado de mi casa, vivía una mujer morena, delgadita, de grandes tetas y muy guapa. Su marido, que era veinte años mayor que ella, andaba embarcado. Tenía dos hijastros, varón y hembra. El hijastro era un traste y yo le gustaba. Yo no era, ni soy marquiita, pero un día, él, su hermana y yo, estábamos cogiendo piñas en el monte, y me dijo él:
-¿Me dejas que te la chupe?
Lo tomé a cachondeo.
-Y tu hermana, mira como lo haces. ¿A qué sí?
Me respondió la hermana
-Claro, y tiro la pera mientras te la chupa.
¡Coño! Si no estaban de cachondeo, pagaba la pena. Me iba a correr e Iba a ver como se masturbaban las mujeres. Sólo de pensarlo ya me empalmé. Él, vio el bulto en mi pantalón. Se arrodilló. No le dije nada cuando desabotonó la bragueta de mi pantalón, y siguió. Me bajó los pantalones y los calzoncillos. Ella, se apoyó a una gran roca, metió una mano dentro de las bragas y comenzó a masturbarse. No tardó en bajarse las bragas y levantar la falda para que le viera aquel sexo rodeado de vello negro. Él, no sé quién le aprendería, pero la chupaba de maravilla. Cada vez que me iba a correr, paraba de menearla y de chuparla. Vi como Ella, mientras nos miraba, empezó a mover sus dedos con más y más velocidad sobre su clítoris, y después le dijo a su hermano:
-¡Ya, cariño, ya!
Él, me la meneó con rapidez, al tiempo que la chupaba. Vi como ella, en silencio, se fue encogiendo con el placer que sentía ...
... hasta que al final soltó un "¡¡¡Oooooooooh!!!". De verla y oírla, me corrí con una fuerza brutal y le llené a su hermano la boca con mi leche. La bebió con avidez.
Él, que estaba empalmado como un burro, quiso que yo le devolviera el favor, pero se quedó con las ganas. Pensé aquel día que me follaría a la hermana, pero las lesbianas no se dejan penetrar. Lo que sí me enseñó fue a hacer el cunnilingus perfecto.
Esto viene a cuento, por lo siguiente. Él y Ella, se iban una semana de vacaciones a la casa de los abuelos, que estaba en otra aldea, y él, antes de marchar, me dijo:
-No te olvides de que mi madrastra toma la siesta todos los días.
-¿Y?
-¡Ah! Tú sabrás.
Ella, que estaba a su lado, me dijo:
-Tiene 28 años. Lleva un año sin estar con mi padre... Usa tu imaginación, hombre, usa tu imaginación.
Esa tarde, entré en la casa de mi vecina, sin hacer ruido. Fui a la habitación. Era verano y, como estaba sola, descansaba sobre la cama, destapada y desnuda. Tenía un antifaz para dormir. Vi sus tetas grandes, con grandes areolas negras. Tenía las piernas separadas. Su sexo estaba abierto. Me acerqué. Saqué la polla. Tenía un empalme bestial. Comencé a masturbarme. Me arriesgué. Acerqué la polla a su boca. Sus labios se entreabrieron. La chupó.
-¡Que buena está, cariño! -entre sueños, se debió pensar que era su marido.
Me la chupó hasta que me corrí en su boca. Se bebió toda la leche de mi corrida. Luego, dijo:
-Estoy mojadísima. Hazme un ...