En mi finca de caza (1: Con la ex de mi amigo)
Fecha: 16/10/2018,
Categorías:
Dominación / BDSM
Autor: golfoenmadrid, Fuente: RelatosEróticos
... una piedra, y sus piernas seguían teniendo la elasticidad de antaño, perfectamente contorneadas. Era una mujer muy guapa, y lo sabía, durante todo el camino no paró de ser coqueta, provocándome finamente, sin que nada me hiciera suponer lo puta que era, pero a la vez buscando que me calentara. Sus movimientos eran para la galería, quería que me fijara en lo buena que estaba, que me encaprichara con ella. Nada mas salir se descalzó, poniendo sus pies en el parabrisas, con el único objetivo que mis ojos se hartaran de ver la perfección de sus formas. Poco después, se tiró la coca-cola encima, y pidiéndome un pañuelo se entretuvo secándose el pecho de forma que no me quedara mas remedio que mirar sus senos, que me percatara como sus pezones se habían erizado al tomar contacto con el hielo de su bebida.
Medio en broma le dije que parara, que me iba a poner bruto, a lo que ella me contestó que no fuera tonto, que yo solo podía mirarla como un hermano. Si lo que buscaba era ponerme a cien, lo había conseguido. Mi pene estaba gritando a los cuatros vientos que quería su libertad, ella era conocedora de mi estado, ya que la descubrí mirándome de reojo varias veces mi paquete.
Llegamos a "el averno", la finca familiar que heredé de mi familia. La mañana era la típica de septiembre en Cáceres, calor seco, por lo que le pregunté si le apetecía darse un remojón en la piscina. Aceptó encantada yéndose a poner un traje de baño, mientras le daba las ordenes oportunas al servicio. ...
... Me quedé sin habla cuando volvió ataviada con un escasísimo bikini, que difícilmente lograba esconder sus aureolas, pero que ni siquiera intentaba tapar las rotundas curvas de sus pechos. Si la parte de arriba tenía poca tela, que decir del tanga rojo, que al caminar se escondía temeroso entre sus dos nalgas y que por delante tímidamente ocultaba lo que se imaginaba como bien rasurado sexo. Solo verla hizo que mi corazón empezara a bombear sangre hacia mi entrepierna, y que mi mente divagara acerca de que se sentiría teniendo encima.
Patricia sabiéndose observada se tiró a la piscina, manteniéndose unos minutos dando largos, pero al salir sus pezones se marcaban como pequeños volcanes en la tela. Viendo que me quedaba mirando, sonrió coquetamente, mientras me daba un besito en la mejilla. Tuve que meterme en el agua, intentando calmarme. El agua estaba gélida por lo que me contuvo momentáneamente el ardor que sentía, pero no sirvió de nada por que al salir, la muchacha me pidió que le echara crema en la espalda.
Estaba jugando conmigo, quería excitarme para que bebiera como un gatito de su mano, sabiéndolo de antemano me dejé llevar a la trampa, pero la presa que iba a caer en ella, no era yo. Comencé a extenderle la crema por los hombros, su piel era suave, y estaba todavía dorada por el verano. Al sentir que mis manos bajaban por su espalda, se desabrochó para que no lo manchara, dejando solo el hilo de su tanga como frontera a mis maniobras. Sabiendo que no se iba a ...