Fantasía virtual (Parte I)
Fecha: 26/01/2024,
Categorías:
Fantasías Eróticas
Autor: ChrisArpel, Fuente: CuentoRelatos
... como había sido.
Rápidamente salió de su fantasía y le explico a Débora su sueño. Le conto toda la acción con lujo de detalles, y se guardó para el final la parte más importante:
- En el sueño estabas con Juan. Todo lo que te conté lo hacías con Juan, y yo mientras te miraba
Débora se quedó observándolo fijo. Estaba callada y no sabía realmente que decir. A pesar de eso, Matías noto que había en sus ojos un cierto brillo que antes no estaba, y que sus pezones, que antes se traslucían a través de su remera, se habían puesto duros de la excitación y se marcaban aún más.
Abrió los labios como para hablar, pero se notaba que no sabía cómo preguntarle a Matías lo que quería saber, hasta que finalmente se animó.
- Pero, eso que soñaste… No te dio celos? Que te produjo verme con Juan?. -En su cara se notaba que estaba realmente intrigada.
- No – le contesto él - en realidad me excito muchísimo! Cuando en el final del sueño Juan te acababa, yo también me vine. Hasta tuve que cambiar las sabanas!!! – le dijo riéndose y poniéndole un poco de humor a la charla para descontracturar.
Más allá del chiste, había sido cierto que había tenido que cambiar las sabanas, y recordar eso le hizo revivir mentalmente la imagen de Juan moviéndose ...
... dentro de ella, sacándosela y acabando a chorros sobre sus tetas. El recuerdo lo excito de una manera que ni el mismo se esperaba.
Mientras tanto Débora abrió grande la boca, simulando sorpresa, como si no pudiera creer lo que acababa de escuchar, pero luego se empezó a reír con ganas y Matías la acompaño en la risa.
- Pero entonces vos me estas queriendo decir que te calentó soñarme cogiendo con Juan? – le pregunto Débora con algo de intriga y sin poder salir de su sorpresa.
- Sí, mucho! – le respondió Matías sin dudar.
Después de eso solo se rieron un poco nerviosamente, y comenzó a notarse una cierta tensión en el ambiente, mezcla de excitación y nerviosismo.
Matías entendió que era el momento justo de dejar todo ahí, y le invento un compromiso por el que debía dejarla e irse. Muy rápidamente se despidió diciéndole que le había encantado verla, que había estado bárbara la charla y que esperaba volver a hablar con ella pronto, y sin darle siquiera mucho tiempo a ella para que lo salude, le guiño un ojo, le tiro un beso y corto.
Se recostó sobre la silla, puso sus manos en la nuca y sonrió satisfecho: acababa de sembrar una semilla en la cabeza de Débora, y ahora solo tenía que darle el tiempo necesario para que germinara.