1. Mi novia es delicada [H 27]


    Fecha: 06/02/2024, Categorías: Confesiones Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    Mi novia es delicada. Es una cualidad general acerca de ella, sus manos son pequeñas y sus dedos finos, su manera de moverse alrededor de la casa apenas genera un movimiento en el aire que la sigue como una sombra de liviandad perfumada. Toma agua de a sorbos ínfimos, no entra más en su boca y su forma de comer es la encarnación perfecta del dicho "come como un pajarito". Su delicadeza no es una impostación para la vida pública ni una mera apariencia externa, es parte de su esencia, de su interior. Como no podría ser de otra manera, su núcleo más íntimo está signado por una sensibilidad y una necesidad de cuidado tan grande que constituye una prueba viviente de la sacralidad de la sexualidad. Nuestra relación siempre estuvo definida por el amor y el roce, el erotismo creciente y sin apuros, serpenteante por caminos de lenguaje y lujuria, de imágenes veladas. Cuanto más se demora la consumación, más se profundiza el vínculo, el cortejo es un juego íntimo, privado, ancestral. El placer es desmesurado, tan tierno como intenso, cuando se le da el espacio que exige.
    
    La contrapartida es la posibilidad del dolor. Lamento cortar con estas palabras el ambiente que creía estar generando, voy a intentar hablar claro. Mi tamaño es promedio, quizás por encima, y esta disparidad expone toda la vulnerabilidad de nuestro vínculo. No quiero cogerla sorpresivamente, penetrarla con la fuerza de mi animalidad profunda, entregarme a los instintos más naturales y someterla a un sexo fuerte. No ...
    ... quiero lastimarla, no puedo exponerla al dolor durante nuestro encuentro sexual, es un ámbito demasiado importante, demasiado divino como para profanar. Así lo prefiero, así me gusta y todo mi ser se alinea con esta visión tanto física, como conceptual. Creo que el sexo debería ser eso, todo esto que tenemos.
    
    Y sin embargo, se mueve. Algo en mi se mueve, una oscuridad me sorprende cuando menos lo esperaba. Un instinto me lleva a la imaginación en el lugar donde más quema, en la fantasía. Una tarde ella estaba sentada en el sillón, yo estaba en la mesa trabajando y la miré. La miré desde lejos, desde arriba, desde adentro. Entonces esa oscuridad se apoderó de mi fantasía, absolutamente quieto y ardiendo. Quise levantarme. Quise levantarme y caminar hacia ella, tomarla de las caderas, darla vuelta. Bajar su ropa interior hacia los tobillos, sin quitarla del todo. Agarrarle la cabeza con una mano y fijarla contra el respaldo del sillón, abrirle las piernas y posicionarme detrás de ese culo tan perfecto. Redondo y voluminoso, con piernas delgadas y una espalda tersa. Con la otra mano bajarme el pantalón, dejar el miembro duro y desesperado en el aire. Antes de que llegue a decir nada, cogerla. Cogerla fuerte, penetrarla desde el primer momento con toda la intensidad y la virilidad que arde en algún lugar de mi. Cogerla sin parar, agarrando sus caderas y empujándola hacia mi, mantenerla en su lugar mientras llego a lo más profundo de su vulnerabilidad. Fundamentalmente, cogerla ...
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