La bella y el bestia
Fecha: 10/02/2024,
Categorías:
No Consentido
Autor: Pg19cm, Fuente: CuentoRelatos
En un edificio de departamentos conviven siempre realidades distintas.
Clases sociales, problemas y personas diametralmente opuestas; que en algún punto convergen y terminan generando historias. Algunas graciosas, otras tristes, y otras calientes y sorpresivas como esta.
Daniel era un hombre muy callado y solitario, que vivía solo y no tenía mucho relacionamiento con nadie. A sus 24 años, era un analista de sistemas que trabajaba bien, cobrando un sueldo que le permitía darse algunos gustos y vivir con comodidad. Su día a día se resumía en trabajar y volver a su departamento a sumergirse en su mundo de fantasías. No era un hombre feo, pero siempre fue tímido. Sus pocos encuentros sexuales eran fugaces e intensos, pero nunca lograba estar del todo satisfecho.
Siempre tenía la idea de tomar desprevenida a una chica y aprovecharse de ella, pero el miedo y la timidez siempre lo atajaban. Había ideado planes cientos de veces, pero jamás los llegó a concretar; terminaban siempre siendo simples inspiraciones para sus largas noches de soledad y masturbación.
María era una chica muy bonita, dulce y activa. A sus 19 años, vivía junto a sus padres y sus dos hermanas en el mismo edificio que Daniel.
Sus actividades diarias incluían estudiar en la facultad por las mañanas, ir a comer con su novio al mediodía, practicar danza por las tardes y aprovechar su tiempo libre para tomar clases de canto o realizar actividades de la iglesia a la cual asistía.
Era una señorita ...
... muy sociable, amable y graciosa; de esas que iluminan el lugar al que entran y nunca pasan desapercibido. Siempre dispuesta a regalar una sonrisa y un poco de cariño.
Daniel la había visto un par de veces y quedó hipnotizado por la belleza de ella; es que era imposible que eso no ocurra.
La chica medía aproximadamente 1,58 m, el cabello castaño claro largo casi hasta la cintura, una sonrisa cautivante, ojos color miel, el cuerpo tonificado por sus actividades, con unas caderas anchas y piernas carnosas que tenían su complemento perfecto con su cintura pequeñita y un enorme culo bien redondo y respingado, aparte de sus pechos medianos bien firmes.
Más de una vez, la angelical niña saludó a Daniel en el ascensor o en la puerta, cosa que a él llamaba la atención. Nadie notaba su presencia y menos una chica así.
Era un domingo soleado cuando uno de los saludos casuales entre ambos en el ascensor, se tornó en una conversación hasta la panadería y luego de vuelta al edificio. En el trayecto, ella le había contado a Daniel que su familia se encontraba de viaje de fin de semana, pero que ella decidió no ir porque se encontraba muy agotada. Esto encendió algo en la cabeza de Daniel, que llevaba semanas fantaseando con saciar sus más bajos instintos con el cuerpo de la dulce señorita del edificio.
Fue así que, cuando volvieron al ascensor, él sintió un impulso que nunca había sentido antes, se abalanzó sobre la chica y la tomó con ambos brazos apretándola fuerte, ella se ...