1. Coche averiado e iniciación anal


    Fecha: 02/08/2017, Categorías: Microrelatos, Autor: CalmaSola, Fuente: CuentoRelatos

    Se suele decir, que hay gente que nace con estrella y gente que nace estrellada.
    
    Yo a aquellas alturas de la noche y en la situación en la que me encontraba, empezaba a tener muy claro que pertenecía a la segunda clase.
    
    Estaba en medio de ningún lado a altas horas de la madrugada en una carretera por la que no pasaba ni un alma, con un coche que no arrancaba y con un móvil sin cobertura; ¡Viva la tecnología moderna...!
    
    Llevaba más de media hora allí, sin saber muy bien que hacer. Había intentado revisar el motor de mi coche, pero la verdad... yo soy músico, no mecánico. Había intentado moverme para ver si el teléfono cogía cobertura, pero al parecer no había nada que hacer. Y para colmo el último signo de civilización que había visto era un pequeño motel de carretera hacía como diez kilómetros ¡y malditas las ganas que tenía de meterme aquella pateada!
    
    De todas formas aún tenía la esperanza de que algún alma errante decidiera pasar por aquel lugar alejado de la mano de dios y me echase una mano.
    
    Decidí esperar un rato más, pero dentro del coche, porque fuera comenzaba a hacer demasiado frío. Así que puse los obligados triángulos y me metí en el coche.
    
    Gracias a Dios el encendido funcionaba y pude poner la calefacción, pero sabía que no podía mantenerla mucho rato porque, si no, además de sin motor, me quedaría sin batería; así que cuando el ambiente estuvo un poco más caldeado la apagué.
    
    Estaba a oscuras, solo, en un ambiente templado y en una situación ...
    ... desesperada... y que es lo que se le ocurre a un hombre que puede hacer en un caso así para no aburrirse... creo que es evidente.
    
    Recosté el cuerpo contra el asiento y me acomodé. Notaba que la temperatura empezaba otra vez a bajar, pero pensé que masturbarme me ayudaría a conservar un poco de calor.
    
    Comencé a acariciar mi verga, aun fláccida, por encima del pantalón, suave pero insistentemente y pronto comenzó a tomar un mayor tamaño.
    
    Cuando empecé a notar el agradable calor que producía aquella sensación en mi entrepierna, decidí dar un poco más de marcha al asunto; así que desabroché mi cinturón y los botones de mi bragueta pensando que no eran mis manos las que lo hacían sino las de una mujer voluptuosa, que deseaba tomar mi polla entre sus labios. La imagen que cree en mi cabeza, me ayudó a excitarme un poco más. Imaginé a una chica de unos 20 años, de cabello negro y rizado y con piel color caramelo; con una preciosa boca que me recordaba a una fresa; con pechos altos, firmes y grandes coronados con unos bonitos pezones que incitaban a pellizcarlos. Vientre plano y largas piernas torneadas, culminadas por delante por un coñito muy apetecible y por detrás por un culo redondo y alto. (Los sueños, sueños son...).
    
    La imaginaba arrodillada ante mí, entre mis piernas con su boca justo a la altura de mi polla ya totalmente erecta, habiéndola liberado de las ropas que la incomodaban.
    
    Mientras en la realidad yo había rodeado mi verga con la mano y la acariciaba con ...
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