1. Mis odiosas hijastras (2)


    Fecha: 01/03/2024, Categorías: Hetero Autor: dickson33, Fuente: RelatosEróticos

    ... su cuerpo, al igual que su perfecto culo. Pero más allá de sus atributos físicos, todo en ella era finura. Mariel le decía “la princesa de la casa”, y no era para menos. Las formas que tenía de vestir, de hablar, e incluso de mirar, le daban cierto aire aristocrático. Era esto mismo lo que me fascinaba de ella, a la vez que me desagradaba, porque ella estaba perfectamente consciente de todas sus virtudes, y de la manera en la que la percibían los demás, y por eso tendía a mirar a todo el mundo por encima del hombro.
    
    Agostina aborrecía cualquier tipo de trifulca, según entendía yo, debido a que ese tipo de cosas rompían con la armonía y la belleza que no solo estaban presentes en su aspecto físico, sino en todo lo que la rodeaba. Desde las ropas que usaba, hasta la habitación que ocupaba en la casa, los lugares a los que concurría, e incluso cualquier tipo de accesorios, como el estuche de su celular, todo ello parecía tener que haber pasado primero por el visto bueno de la chica. Cualquier lugar, objeto, o persona que no cumpliera con sus requisitos estéticos, simplemente no podían formar parte de su círculo social. No tardé en darme cuenta de que con Valentina mantenían una especie de guerra fría, en donde nunca se enfrentaban directamente, pero siempre aprovechaban para darle un palazo a la otra. No descartaba la posibilidad de que el hecho de haberle pedido que me mostrara el celular a su hermana era porque albergaba la esperanza de que yo tuviera razón, y así la otra ...
    ... recibiría una fuerte reprimenda de parte de su madre. De alguna manera era obvio a qué se debía esa rivalidad: ambas eran extremadamente diferentes. No voy a decir que eran polos opuestos, porque también tenían sus similitudes —por ejemplo, la vanidad y la capacidad de ser el centro de atención—, pero la vulgaridad de la otra contrastaba de manera violenta con la delicadeza de la mayor de las hermanas. Estaba claro que, tanto en la manera de vestirse de Valentina, como en lo exageradamente sinuoso de su cuerpo, eran un insulto al sentido de la estética que tenía Agos. Ni que hablar del hecho de que la primera parecía tener más admiradores y mucho mejor vida sexual —aunque esto último era una mera suposición—. Y es que, si bien Agos no tenía nada que envidiarle a su hermana menor, el hecho de que pareciera tan inalcanzable cohibía a la mayoría de los chicos que la conocían. Al menos eso era lo que podía deducir, armando un rompecabezas entre lo que me contaba Mariel cuando estábamos a solas sumado a las observaciones que hacía yo mismo.
    
    No obstante, no había podido, al menos hasta el momento, aprovechar aquellas diferencias en mi favor. Yo era un tipo que vestía con pantalones de jean mal planchados y usaba ropa barata. Me cortaba el pelo de una manera simple, tipo americano, y no me lo volvía a cortar hasta que crecía mucho. Era pobre, y si bien no tenía malos modales, me desenvolvía de manera tosca, y a veces torpe. Para alguien como Agostina, que le daba tanta importancia ...
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