1. Huatulco


    Fecha: 05/03/2024, Categorías: Voyerismo Autor: voyenudista, Fuente: CuentoRelatos

    ... con fuerza, para luego seguir con las manos. No tardé en estallar, la eyaculación no fue abundante, pero sí muy potente. Alina se recostó sobre mí, dejando caer todo el peso de su cuerpo y besándome lenta y profundamente en la boca.
    
    Durante algunos minutos más no fuimos conscientes de que habíamos dado un espectáculo a quienes esa mañana seguramente ni lo sospechaban. No es que fuera nuestra primera vez teniendo sexo en público, pero las anteriores –pocas, por cierto, menos de las que me habría gustado- siempre habían sido en entornos en donde este tipo de actividades se esperaban.
    
    Nos levantamos y quedamos sentados uno frente a otro sobre la colchoneta, intentando actuar de la manera más natural posible. De la misma forma, como si nada especial hubiese sucedido, el capitán nos preguntó:
    
    -¿Les gustaría darse un último chapuzón antes de llegar al muelle, para refrescarse?
    
    -¡Me parece una excelente idea, Roberto! –respondí.
    
    -Dejen entonces acercarme a la islita donde esnorquelearon esta mañana.
    
    Alina se tiró un clavado con mucha gracia y yo la seguí de manera algo más torpe. ¡El agua estaba deliciosa! Refrescante, tal ...
    ... como el capitán lo había sugerido. Nadamos por 10 o 15 minutos y volvimos a bordo. Una vez más fuimos auxiliados por Roberto, quien, me dio la impresión, barrió con la mirada a mi novia, como grabando en su retina la imagen de esta mujer sin falsos pudores, de cuerpo exquisito y cuya piel había adquirido un tono espectacular.
    
    La lancha tomó rumbo al muelle. Al poco, el capitán nos dijo que era el momento de vestirse.
    
    -Algunas personas se escandalizan si ven gente desnuda cerca –se justificó sin que fuera necesario, lo entendíamos.
    
    Alina se puso su vestido blanco de algodón, sin nada debajo. A contraluz era evidente que era la única prenda que llevaba. Yo me enfundé en mi aburrida bermuda. Poco antes de las cinco de la tarde estábamos desembarcando; le di una generosa propina al capitán.
    
    -Espero que hayan disfrutado el paseo –me dijo, guiñándome un ojo. -Aquí los esperamos para cuando quieran volver.
    
    Esa noche, en nuestro pequeño hotel, después de una rica cena, cogimos de nuevo, con la pasión que sólo puede tener una pareja que, aún después de muchos años, sigue encontrando nuevas chispas para mantener el fuego a todo lo alto. 
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