1. Tetas de la cumpleañera (H,32) (M,30)


    Fecha: 11/03/2024, Categorías: Fetichismo Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    Es la noche previa al cumpleaños de mi novia, ahora ex. Parece deprimida por el hecho de que está a punto de cumplir 30. -De seguro, como ya estoy vieja y fea, me vas a cambiar por una de tus putas jovencitas -se queja. -De qué hablas? Estás preciosa, mejor que nunca -le digo. -No me mientas. Así transcurre la cena. Mi ex siempre acostumbra a usar ropa ajustada para lucir su mejor atributo: sus tetas. Es muy común que los hombres se las miren. Incluido el mesero que nos atiende, que es un joven apenas en sus veintes con algunos barros en la cara.
    
    Después de comer, pido la cuenta. -De verdad no me crees que estás hermosa? -le pregunto a mi novia. -No -contesta.
    
    Le pago la cuenta al mesero, mi novia toma su bolso para levantarse, yo la detengo y le digo al mesero: -Oye, no te parece que mi novia está hermosa? -Disculpe? -dice el mesero confundido. -Sí, que si no te parece hermosa -le digo y acto seguido, con las dos manos y, por sorpresa, le abro la blusa a mi novia, y dejo al desnudo sus dos pechos y sus pezoncitos.
    
    El mesero pone unos ojotes, jamás en su vida va a tener una hembra así. Mi ...
    ... novia, de la sorpresa, ni siquiera puede reaccionar, su intimidad está expuesta en medio del restaurante. Yo le tomo una mano y se la pongo en uno de los pechos de mi mujer. El mesero se quiere morir. Mi novia, al sentir el contacto de la mano áspera, traga saliva. -Verdad que está preciosa?
    
    -Sí... es...tá...muy...bo..ni...ta...joven -tartamudea el mesero. -Ya ves, te dije, si no me crees a mí, créele al muchacho -le digo a mi novia y la cubro. La tomo de la mano y salimos del restaurante.
    
    Ella no dice ninguna palabra mientras esperamos al valet parking. Cuando subimos a la camioneta, conduzo enloquecido, me estaciono en la primera calle que veo oscura y vacía. Le arranco la blusa a mi novia, le mamo sus pechos. Mi novia está que se derrite. Ahí, entre los asientos, le jalo la tanga, la abro de piernas y me la cojo como un animal.
    
    La follada es tan brutal que mi novia tiene que regresar al departamento con las tetas de fuera porque le rompí la blusa y los calzones.
    
    -Oye, no dejaste propina -me dice.
    
    -Creo que le diste más que suficiente -le contesto.
    
    Reímos, ya no parece triste. 
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