1. La diosa de mis sueños


    Fecha: 12/03/2024, Categorías: Erotismo y Amor Autor: Patricia377, Fuente: CuentoRelatos

    ... pero estaba pensando en la vida que se me ha escapado.”
    
    “Así que somos dos.” -replicó ella.
    
    No sé cómo ni por qué, pero en ese momento sentí como si la conociera desde hace mucho tiempo, como si fuera parte de mi vida, y sentí que eso también era cierto por parte de ella. Hubo una empatía, una completa sintonía de sentimientos.
    
    “¿Podemos dar un paseo juntos?” Le pregunté.
    
    "¡Claro!” Respondió.
    
    Su delicada mano sostenía la mía de manera firme y tierna, nuestros pulgares acariciaban mutuamente el dorso de nuestras manos, sentía su piel sedosa y cálida que me transmitía deseo de cariño y atención. Caminamos unos minutos en silencio. El sol estaba bajo y no pasó mucho tiempo antes de que se pusiera. Nos detuvimos y vimos el espectáculo del ocaso. Los rayos de nuestro astro bañaban el océano, reflejando tonos cálidos que calentaban el corazón. Nuestros brazos se envolvieron en un tierno y acogedor abrazo, nuestros cuerpos se rozaron, nuestras miradas se cruzaron. Miré esos ojos negros por un momento. Me hablaban: me pedían cariño y amor. Lentamente nos quedamos cara a cara abrazándonos, ella envolvió mi cuello con sus esbeltos y firmes brazos, rodeé su esbelta cintura, presionándola levemente contra mí. Sentí el cuerpo de aquella mujer ansiosa de amor contra el mío.
    
    Podía sentir sus senos firmes contra los míos, su vientre apretado contra el mío. Era visible su respiración acelerada y nerviosa. Continuamos mirándonos a los ojos. ¡Qué mirada tan tierna! Nuestros ...
    ... rostros se acercaban y nuestros labios se tocaban. Sentí algo en el estómago, una oleada de sensaciones inexplicables que nublaron toda racionalidad que pudiera imponerse. Parecía un adolescente enamorado teniendo su primer beso. ¡Y qué beso! Nuestros labios permanecieron leve y delicadamente apretados durante largos segundos, nuestras bocas se abrieron y nuestras lenguas se tocaron, intercambiando caricias en una alegre danza al son de una imaginaria música de Vivaldi. Separamos nuestras bocas y nos miramos profundamente a los ojos, sonreímos como dos adolescentes enamorados.
    
    “Hmmm... ¡cómo quería conocerte!” Dijo.
    
    "¡Y yo! ¡Eres tal como siempre te imaginé en mis sueños!” Dije.
    
    “Bésame para asegurarme de que no estoy soñando.” Me pidió ella.
    
    Nuestros labios se encontraron nuevamente en un prolongado beso aún más apasionado que el primero, un beso que se prolongó por unos minutos, en el que nuestras lenguas volvieron a bailar. Esta vez de una manera más intensa, más sensual, en la que intercambiamos nuevas sensaciones explorando nuestros labios, sintiendo nuestras respiraciones cada vez más entrecortadas. Nuestras piernas cedieron y nos acostamos en la arena aún tibia, besándonos.
    
    Ya tirados en la arena, ella de espaldas y yo a su lado, inclinado sobre su rostro, nos volvimos a mirar y sonreímos. ¿Será realmente cierto? Pero yo no sabía nada de ella como ella tampoco sabía nada de mí. Pero eso, en ese momento, era lo que menos importaba. Algo mucho más esencial ...
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