Con el que sea...
Fecha: 26/03/2024,
Categorías:
Fantasías Eróticas
Autor: femerba, Fuente: CuentoRelatos
... allí se encontraban. Y después de un rato se instaló en la barra del bar, pidiendo una bebida. Lógicamente, al estar allí, se dispararon los deseos de los hombres que también estaban allí tomándose un trago.
No pasó mucho tiempo hasta que pudo entablar conversación con algunos de ellos, y bien pronto se la vio asediada por dos o tres hombres, que, a su alrededor, procuraban hacerse notar y ser agradable compañía. En principio se notaron considerados y respetuosos, tal vez porque ella advertía de su condición de mujer casada y de mi presencia en el lugar. Sin embargo, al poco rato bailaba con uno y otro, al parecer disfrutando de su compañía.
Estuvo en esas casi una hora y, poco a poco, los hombres que la acompañaban se dispersaron, quedando tan solo acompañada por un hombre, moreno él, tal vez algo mayor que ella, bastante alto y acuerpado. Casi que la doblaba a ella en estatura. Pero, al parecer, se encontraba a gusto con su compañía y no se desprendía de su lado. Así que bailaron y bailaron bastante tiempo. No llegué a pensar que aquella actividad y compañía fuera a trascender en algo diferente, porque se veía al hombre bastante respetuoso con ella.
Sin embargo, más tarde, ella me hizo señas para que me acercara y acudí a donde se encontraban. Mira, dijo cuando llegué a su encuentro, te presento a David José. Me ha estado acompañando y nos hemos divertido. Hola, le saludé estrechándole la mano. ¿cómo la ha pasado? Bien, contestó, pero su charla no era tan ...
... fluida. Pensé que mi presencia no era de su gusto, así que le dije a mi esposa que, tal vez, lo mejor era que yo volviera a mi lugar. No, dijo ella, ¡quédate aquí!
Ella siguió bailando y conversando con él, haciéndome partícipe de su charla muy de vez en cuando, por lo que interpreté que habían establecido una buena conexión y que estaban disfrutando de la velada con lo que hacían. En algún momento, sin embargo, David manifestó su intención de abandonarnos, porque ya se hacía tarde, y fue mi mujer quien, entonces, tomó el control de la situación y precipitó lo que vendría a continuación.
Sugiriendo despedirse, consecuente a los deseos de David José, bailaron una última vez, quizá a manera de despedida, o tal vez para mover las cosas si había alguna intención de parte y parte. Era claro, por parte de mi mujer, que aún estaba ansiosa sexualmente ante su malograda cita, pero no veía yo que aquel hombre fuera el candidato para aplacar sus deseos. Le veía muy grandote y me parecía que no hacían pareja. Sin embargo, mi mujer estaba pensado otra cosa.
Llegados a la mesa, ella me sugirió que fuera a ver si conseguíamos habitación en el motel y que, si así fuera, se lo hiciera saber. Me quedé un tanto sorprendido, pero, acostumbrado a sus arranques de acción, no me quedó más remedio que obedecer e ir a averiguar su encargo. Así que fui al lugar, adyacente a dónde estábamos y pregunté. Había disponibilidad, ciertamente, de modo que alquilé el precio y volví a la discoteca para ...