Si estás en cuatro, tu culo peligra
Fecha: 07/04/2024,
Categorías:
Infidelidad
Autor: suruminga, Fuente: CuentoRelatos
... allanaría totalmente a su postura. Ella nunca dejó de ser libre, libremente nos unimos y aceptamos que ella sería mi única mujer y yo su único hombre. Si en algún momento desea cambiar ese convenio yo, aunque sea con tristeza, lo acepto de inmediato. Tonto sería no hacerlo pues estaría provocando el engaño”.
Viendo que mi postura era poco flexible en seguida el tema fue dejado de lado y también una pérdida de contacto con mi esposa que, luego de rascarse la espalda, se mantuvo separada. Segunda llamada de atención, ambas ciertamente leves. Lo que no tuvo esa levedad fue el intercambio de gestos con Alba. Ésta, cuando pareció que yo giraba la cabeza hacia el lado contrario, levantó las cejas como diciendo «Qué mala suerte». Cuando volví a mirar hacia el frente, desenfoqué la vista, poniendo atención en los movimientos periféricos, y ahí percibí la respuesta de mi mujer levantando los hombros en un claro significado «Se los dije, así es él».
Esa comunicación gestual era clara evidencia que ambas estaban de acuerdo en sondearme, lo cual daba por seguro el deseo de participar de mi pareja. Por supuesto que esa convicción me hizo mierda, me destrozó anímicamente, al punto que el lapso hasta el momento de acostarnos lo pasé sin participar, como si estuviera en trance. Volví a mis cabales en el trayecto hacia el dormitorio cuando una frase contundente entró a mi cabeza «Tu matrimonio se fue al carajo», recibiendo en respuesta «Es verdad, pero en ese viaje no irá solo, voy a ...
... hacer que alguna otra cosa lo acompañe».
Como sabía que me iba a costar dormir tomé el libro que siempre tengo a mano por si acaso y los anteojos de leer. Carola se arrimó diciendo que ella me iba a entretener mejor que la lectura pero mi contestación abortó su acercamiento.
- “No sé por qué, pero en este momento la sensación que me producís es asco, mantenete lejos”.
El día siguiente fue esplendoroso, parecía diseñado para disfrutar la playa, y allí fuimos después de desayunar. Creo que todos percibieron el ligero distanciamiento en nuestro matrimonio, por lo cual se esforzaron en idear actividades que fomentaran algún acercamiento, en la típica actitud del que tiene cola de paja, pues ignoraban qué y cuánto sabía del evidente acuerdo entre los cinco para sondear mi disposición al intercambio. Decidido a dilucidar cualquier duda durante esos días de convivencia me propuse tres cosas, disimular mi incomodidad, favorecer momentos de cercanía de Carola con ellos, y redoblar la vigilancia.
Después de almorzar y una corta sobremesa, el deseo de una buena siesta se presentó con la regularidad habitual, y así lo expresé en tono de chanza.
- “Dichosos ustedes que pueden disfrutar del sol y del agua, mientras yo tengo que cumplir la obligación de un rato de sueño”.
Pero la anunciada siesta iba a tener que esperar, más importante era descubrir el futuro de mi matrimonio. Tres cosas venían en mi ayuda, la ventana del dormitorio de los dueños de casa daba justo frente a ...