Mi historia con una mujer maltratada (5)
Fecha: 19/04/2024,
Categorías:
Hetero
Autor: Tmy456, Fuente: CuentoRelatos
... igualmente.
—No, ya no.
—Si te molesta decime y te doy algo para calmar el dolor.
—Quedáte tranquila.
Nos fuimos a acostar. Me dormí y soñé lo mismo, sólo que con algunos cambios.
Me desperté a la noche, estaba desorientado. Anen estaba preparando la comida. Traté de levantarme del sillón y no podía.
—Anen...
—...
—¡Anen!
—...
Hacía caso omiso a mis llamados.
De repente un hombre encapuchado tiró abajo la puerta del departamento y entró. Sacó un revólver y ella gritó. La liquidó ahí nomás de cuatro tiros en el abdomen, saqué fuerzas de dónde no tenía y me levanté del sillón, el canalla ese no se dio cuenta de que yo estaba atrás de él, entonces lo tomé por sorpresa y traté de asfixiarlo, era más fuerte y más alto que yo, así que pudo conmigo, me pegó un codazo en la cabeza, con la fuerza del golpe, el arma cayó al suelo, justo al lado de mi novia. Caí al piso y el tipo estaba a punto de darme un pisotón para rematarme. En ese preciso instante Anen agarró el revólver, accionó el martillo y tiró a la espalda, seguía viva. El bastardo cayó, me levanté con un dolor de bocha impresionante. Por un momento, la vi. Me acerqué a ella rápidamente, estaba agonizando. Traté de hacer presión sobre las heridas.
—Te... quiero, dijo.
—No.
—Ter... mi... nalo...
Esas fueron sus últimas palabras y me dio el revólver.
—No. No me dejes así... Anen. Por favor, cariño. No, no te vayas. ¿Por qué?
Comencé a llorar de rabia y angustia.
Le tomé ...
... el pulso y ya no tenía, comprobé su respiración. Había muerto. Agarré su mano con fuerza y saqué el anillo del dedo anular que le había regalado, me lo guardé en el bolsillo. Sujeté el arma, abrí el tambor, vi que le quedaban cinco tiros, lo cerré. Accioné el martillo, apunté a la cabeza y dije unas palabras antes de acabar con la vida de ese miserable, las cuales fueron: "Hijo de puta, esto es por ella", miré al desgraciado con furia, apunté y disparé a bocajarro. El arma no tenía tanto retroceso, por lo que, cada vez que disparaba, no tenía que hacer una fuerza brutal para poder controlarlo. Amartillaba una y otra vez con mi mano izquierda el mecanismo del revólver y con la derecha apretaba el gatillo, hasta descargar por completo el tambor de nueve balas. La sangre salpicó para todos lados. Le dejé un hoyo considerable en el cráneo. Cuando todo terminó, había sangre por todas partes. El arma se me cayó de las manos. Miré mis falanges, llenas de sangre. Se escucharon las sirenas de la policía. Y terminó ahí, por suerte. Nunca supe si era un ladrón o si era el tipejo este. Sea el que sea, se lo tenía merecido.
Me desperté sin abrir los ojos, de la misma manera que me había despertado la otra vez.
Abrí los ojos y la vi a Anen al lado mío, respiré profundamente.
Me levanté de la cama y fui a reflexionar al living, daba vueltas como un lunático. Anen se despertó y me preguntó qué hacía levantado a esa hora, sin incorporarse de la cama. Me temblaban las manos y hablaba ...