Mi sobrino Sergio viene a mi casa
Fecha: 20/04/2024,
Categorías:
Incesto
Autor: perlitas, Fuente: CuentoRelatos
¡Hola a todos! Primero quería agradecer la gran acogida que tuvo mi primer relato. Estaba un poco nerviosa, ya que era la primera vez que publicaba y no sabía si lo iba a hacer bien o si gustaría. Y he de decir que he recibido una gran cantidad de feedback positivo, cosa que me anima muchísimo a seguir explicando mi despertar sexual.
Para los que me leéis por primera vez voy a hacer un poco de descripción mía. Mi nombre es Mercedes y soy una mujer madurita, de 45 años y por lo que me dicen bastante atractiva, aunque no llamo mucho la atención a simple vista, ya que siempre visto ropa bastante discreta (algunos pueden pensar qué recatada) y soy bastante modosita. Mido 1,65 y peso 55 kg. Tengo pelo negro, con media melena y siempre uso perlitas como pendientes, cosa que le da un toque clásico que me encanta y que he descubierto con el tiempo que a muchos hombres les pone. Al vestir siempre modosita y recatada no destaco mucho, pero sí que puedo decir que soy algo ancha de caderas y bastante piernuda y un poco culona. Me gusta ponerme pantaloncitos tipo tejanos algo ajustaditos, pero siempre de colores rositas o blancos o pastel para no llamar la atención. También puedo usar faldita o vestidito largo. Normalmente, uso blusas sin demasiado escote, pero sí que el otro día llevaba un top que dejaba marcados mis sujetadores. Mis pechos no son enormes, pero tienen un buen tamaño para poder jugar con ellos. Y mis pezoncitos ya se ponen tiesos a lo más mínimo.
Al ser una mujer ...
... de corte tradicional, todo el tema del sexo me quedaba un poco lejos, hasta que tuve mi primera experiencia de verdad con mi sobrino Sergio y mi compañera de trabajo, la Dra. María. Todo ello está relatado en mi primer relato titulado “En la consulta con mi sobrino”.
He de decir que fue una experiencia chocante, pero muy gratificante. Me quedé un poco aturdida con lo que había pasado. Todo era muy nuevo para mí y a ratos tenía la sensación que todo había sido un sueño y que no había pasado de verdad. Pero sí que había pasado, ¡ya lo creo! Y en el fondo, a pesar de mis inseguridades y contradicciones, estaba encantada de que así hubiera sido. ¿Estaba cambiando mi manera de entender las relaciones y la vida? ¿Me estaba liberando sexualmente? ¿Podía algo que siempre me habían dicho que estaba mal y que no debía hacerse, hacerme disfrutar como nunca nada lo había hecho? ¡Parece que sí! Y todo eso se lo debía agradecer a María y a Sergio.
Al día siguiente de lo sucedido, coincidí con María en la cafetería del hospital. Debéis imaginaros un lugar siempre repleto de gente, donde la intimidad para abordar una conversación como la que me venía encima era prácticamente inexistente. Por suerte, era una hora poco habitual para el desayuno de los médicos e enfermeras, por lo que me encontraba con un montón de gente alrededor, pero con suficiente espacio como para que al hablar flojito, nadie se diera cuenta del contenido de la conversación. Vi a María venir de lejos, con un vestido ...