Soñe Contigo (2/4) - Relatos Eróticos

Soñe Contigo (2/4)

Acabo de delatar un corazón acelerado. Mi cuerpo tiembla, quizas un poco menos que tus manos. Dibujas lentamente mi silueta sin dejar de temblar; tu cuerpo vibra mientras tu mirada sigue el camino de tus propias manos.

Detienes tu recorrido por debajo de mis gluteos y ahora te basta un sólo segundo, un sólo movimiento para que tomes confianza. Te has decido y regresas a mi espalda para hacerme enérgicamente contra ti. Puedo sentirte, tú también acabas de delatarte y siento con mi abdomen bajo, la dureza de tu miembro.

Vas a besarme y ese instante previo se hace eterno, sólo una de tus manos levanta mi rostro con una suave caricia mientras la otra se ha quedado resguardando nuestra nula distancia. La diferencia de estatura te obliga a inclinar sutílmente tu cuello hacia mi. Tus labios rozan los mios y son un impulso suficiente, pues, soy yo quién termina por salir de lo que hasta ahora ha sido un monólogo de tus actos. Levanto mis manos hacia tu cara y nuca y me avalanzo. Por fin te beso.

Un juego de nuestros labios, un desenfreno de nuestras lenguas y pierdo por segundos la noción del exterior. Depronto noto que estoy pegada al arrimo de la habitación hasta quedar casi sentada en él. Levantas una de mis piernas para intentar rodearte de mi, para sugerir que ese constante paseo por mi cuerpo también exige más. Realizas una primera tímida embestida y la exitación se eleva. Deseo más, necesito más.

Olvido prejuicios mientras provoco tu acercamiento a esa cama, no ...

... te queda más que retrocer y caer sentado sobre ella y yo me monto sobre tí. Nuestras miradas se cruzan por un momento cuando intento quitar mi brasier pero resultas ser más hábil y lo quitas en el primer intento.

Tu boca y tus manos se adueñan de mis senos y me pierdo con tus labios paseando desde mi cuello hasta mis pezones erizados, mi respiración agitada mientras muerdo debilmente uno de tus lóbulos, te enardece y tomas firmemente mis ancas con tu cálidas manos arrimandolas a tu pelvis en un ceñido y lento baile.

Comienzo a desvestir tu torso arañando débilmente tu espalda y sale de tus labios un suspiro, haciéndote descubrir que tu exhalación agitada me exita aún más, pues, al escucharte, arremeto contra el cinto de tu pantalón. Tú no dudas ni un momento y te unes a mi objetivo. Me separo un momento sin alejarme demasiado, solo dejo el espacio suficiente para que retires el calzado y por supuesto que no perderé el tiempo; me quito yo también la ropa interior húmeda que estorba en nuestro camino.

Estás en desventaja, completamente desnudo, completamente descubierto y me encantas. Yo, por el contrario, quedo a media labor con medias ligas y tacones puestos.

Tardo admirando tu fascinante y tentador cuerpo, y tu rostro hace un pequeño gesto de inseguridad, talvez creyendo que he cambiado de opinión. Me ofreces tu mano para que vuelva a montarme sobre tí. La tomo, pero mi objetivo ha cambiado.

Mi sonrisa lasciva te advierte.. mi lengua no se conformará solamente ...