1. El vicio de espiar a mi hermana (Parte II)


    Fecha: 24/06/2024, Categorías: Incesto Autor: bicornudochile, Fuente: CuentoRelatos

    Casi soltaba leche por mi polla cuando escuché que estaba saliendo del cuarto, me apuré y me fui al baño a hacerme la mejor paja de mi vida, sabiendo que ahora espiar a mi hermana sería mi vicio.
    
    Después de mi primera paja luego de espiar a mi hermana, trataba de fijarme cada vez que entraba a bañarse para esperar que saliera de la ducha y mirarla desde la ventana.
    
    Cada día me arriesgaba más, desnudo de la cintura para abajo acariciándome mientras ella, al mismo tiempo, echaba crema sobre su cuerpo, a veces bailaba, otras se miraba en el espejo y en algunas oportunidades no la podía observar, aparentemente estaba en otro rincón del cuarto.
    
    Esos eran los peores momentos, trataba de mirar qué hacía y mi imaginación volaba, - Seguro se está masturbando - pensaba. En mi mente la veía en la cama, acostada totalmente desnuda, con la piel húmeda, tocándose sus pezones marrones erizados mientras con la mano recorría su vientre, sus piernas y el pelo negro de su pubis.
    
    Probablemente mojaba sus dedos, como si fueran una polla y luego humedecía sus pezones para después ir a su clítoris, acariciarlo de arriba a abajo y después, meter un dedo, luego dos, e iniciar un mete y saca hasta lograr un orgasmo mientras movía sus caderas de lado a lado.
    
    Mientras ella se masturbaba en mi mente, yo lo hacía en la vida real y acababa en mi mano. Sentía mi semen viscoso, espeso, y aunque sabía que estaba mal, quería echarlo en las tetas de mi hermana y luego que las lamiéramos entre ...
    ... los dos.
    
    Hubo muchas tardes que esa era mi rutina, y ahora que lo pienso, en algunos días tuve que salir corriendo porque cuando la miraba ella volteaba y me veía fijamente, ¿sabía ella que su hermano se hacía pajas mientras la espiaba desnuda?
    
    Esas pajas en honor a mi hermana me llevaron a tener una fantasía en la que cuando cruzábamos miradas, ella se acercaba a donde estaba yo, totalmente desnuda y viéndome a los ojos abría la ventana para que pudiera tocarla.
    
    Tomaba mis manos para colocarlas sobre sus tetas, sintiéndolas suaves y carnosas, pellizcando sus pezones hasta ponerlos bien parados. Luego las agarraba y me las ofrecía, para lamer desde el canalillo hasta cada una de las puntitas erizadas y con un sabor dulzón, esos pezones marrones me volvían loco.
    
    Ella comenzaba a gemir lentamente, mientras apretaba mi cabeza con su pecho y la iba bajando por su vientre, su ombligo y llegar a su mata de pelos donde yo lamía, mordía y así, ella me daba de comer de su concha, húmeda, caliente y palpitando. La abría con sus dedos para poder llegar a su clítoris, que rico era ese sabor salado y viscoso de su cuerpo. Yo solo me la quería coger.
    
    Parecía adivinar lo que quería. Se colocaba de espaldas, aunque no era muy culona, sus nalgas se veían redondas y acolchadas, por lo que me agachaba para abrirlas y lamer su culo, ese sabor indescriptible me encantaba. Ella bailaba como cuando la espiaba y sin avisar, sacó el trasero por la ventana.
    
    Le di una nalgada, luego dos ...
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