MAURICIO, EL CHICO DE MIS SUEÑOS
Fecha: 22/10/2018,
Categorías:
Gays
Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues
... porque no quería que se fuera, no quería perderlo, estaba profundamente enamorado. Y no podía decírselo. —Me gustaría olerte algún día —le dije. —No sé, no me gustaría abusar de mi hermanito. —Solo olerte. Sonreí. —Cuando quieras. A la mañana siguiente el me despertó y me acerco sus dedos a la nariz. Era un olor fuerte, rápidamente mi pene se alzó escapándose a través de la abertura de mi calzoncillo. Me puse rojo y salí corriendo al pasillo encerrándome en el baño hasta que se me pasara la vergüenza y pudiera volver a verle a la cara. Esa noche… —Cuando era chico alguien abuso de mí, un vecino. Nunca dije nada, solo me fui de casa y ya no regresé. No quiero convertirme en tu abusador, no me lo perdonaría. —Te amo, Mauricio. Ojalá nunca te fueras. Él se subió a mi cama, me abrazó y lloramos porque por la mañana se iría, estaba decidido. Lo abrace con todas mi fuerzas y le dije que por favor me besara y me amara. Él me acercó y me besó, su lengua, tibia y húmeda se abrió paso entre mis labios y danzó en mi boca. —Te amo, hermanito. Sí, te amo, desde que te vi, con esa carita de sorprendido y confundido. Te amo, aunque seas un niño y compartamos la sangre. Te amo. Me besó los labios y su lengua comenzó a bajar por mi cuello. Sus manos me acariciaban mi torso, mi abdomen y mi pene. Me quitó los calzoncillos con cuidado, elevó mis piernas a sus hombros, y comenzó a ...
... besarme la entrada a mi ano. Gemí como si doliera, pero no dolía, eso no podía doler, era hermoso. Mi pene sentía cosquillas y calambres obscenos. Su lengua era una maquina pero no podía compararse con su verga. Cuando la vi, vi por primera vez el pene de un adulto. Era mi primera vez en todo, el amor, el beso y el sexo. Su pene blanco se erguía duro y tremendo, su glande despedía un olor fuerte que me llegaba aun a esa distancia. Una mata de vello envolvía ese pedazo. Sus testículos enormes me parecían lo más masculino del mundo. Lo metió en mi culito despacito y poquito a poquito me sentí morir. El sonido de sus bolas chocando mi culito y el grosor de su pene penetrándome, aumentaba en velocidad y placer. Quería gritar y gemir como loco. Sus manos me acariciaban los pezones dándome suaves pellizcos hasta bajar a mi pene y masturbarme con amor. —¿Dónde te gustaría que me corriese? —¡No pares! La velocidad aumentó y mi cama se movía. Su verga explotó dentro de mí. Su semen recorrió violentamente mis conductos. Era caliente. Sacó su pene y comencé a limpiarlo con mi lengüita. Era sabroso. Luego me la mamó a mí. En mi glande su lengua giraba mientras con sus manos apretaba ligeramente mis diminutos testículos. El esperma salto y él se lo bebió todo con gusto. Me besó los pies, mis piernas, mi pene, mi abdomen, mi cuello y mis labios. —Adiós hermanito. —Adiós, Mauricio.