El jefe de mi esposo me coge en su auto
Fecha: 19/07/2024,
Categorías:
Infidelidad
Autor: AlonsoLima, Fuente: CuentoRelatos
... mi esposo me quedé helada. Tras unas palabras con él, comenzaron a coordinar algo de su trabajo, que yo no entendía. Tras el escalofrío inicial la excitación me subió a mil. Comencé a chuparle la verga como creo nunca en la vida. Escuchar la voz de mi esposo explicando no sé qué cosa en el celular era demasiado afrodisiaco para mí.
Mientras mi esposo hablaba, puso silenciador a su celular y me dijo “ahora si puta, sácate el jean y la tanga”. Como hipnotizada lo obedecí. Mientras lo hacía, el retrocedió su asiento lo más que pudo. Quedaba mucho espacio libre. Y me monté sobre él mientras seguía hablando con mi esposo.
Estuve así un par de minutos, cabalgándolo. Siendo yo la que llevaba toda la iniciativa, subiendo y bajando sobre su verga, contrayendo mi vagina, moviéndome en todo sentido. Él impávido, hablando con mi esposo.
De pronto, con un gesto de sus dedos me indicó que me diera la vuelta. Lo volví a obedecer sin chistar. Cuando me senté sobre él, entregándole mi coño, sentí unas palmadas en la nalga que indicaban que me levanté un poco. Ya sin palabras nos entendíamos. Me empujó un poco hacía adelante y supe que quería mi culo.
No lo pensé. Solo me sometí a él. Con una mano acomodé ...
... su verga en la puerta de mi culito ansioso y muy lentamente, lentamente, suavemente, me fui dejando caer sobre él. En ningún momento dejó de hablar con mi esposo, que con su voz aburrida y su forma parsimoniosa le hablaba de cosas que yo no entendía.
Tras unas subidas y bajadas muy lentamente, fui acelerando. Estaba cada vez más frenética. El orgasmo me venía con una rapidez que pocas veces tuve. Estaba ya loca de placer. No podía ni gemir ni gritar, me mordía los labios.
Contraía y dilataba mi culo con ansías de venirme. Y cuando las contracciones me estaban volviendo loca escuche su voz diciéndome “perra de mierda que puta eres”. Llegué y gemí y lloré. Lo recuerdo bien. Se me vinieron unas lágrimas. Sentí como su semen empezaba a chorrearse de mi culo.
Con otras palmadas me mandó a limpiarme al asiento del copiloto. Me indicó la guantera del auto. Seguía hablando con mi esposo. Me limpié con unos pañitos húmedos. Antes que pudiera vestirme, se arregló el traje, arrancó el auto y salimos. Con los vidrios polarizados me terminé de vestir, ya en la calle.
En una esquina paró. Me dijo “baja mi amor”. Lo obedecí sin reclamar. Luego siguió conversando con mi esposo, quizás hasta la oficina.