1. Masajes de un aficionado a un campeón de natación (parte 2)


    Fecha: 23/07/2024, Categorías: Gays Autor: Dayenorius1, Fuente: CuentoRelatos

    ... saca y acabó de nuevo en mi garganta varios chorros de esperma, no tan espesos y con menos espasmos que la primera vez. Lo miré a los ojos mientras me dedicaba a limpiar concienzudamente su miembro y pasar a chupar sus huevos depilados.
    
    Escupí lo que pude de su semen en mis dedos y con ellos volví a masajear y lubricar su ano, sin quitarme su pija de la boca y sin dejar de mamarla. Lautaro se había relajado y me miraba a los ojos diciéndome que estuvo buenísimo, que jamás se imaginó que le iban a chupar la pija de esa forma dos veces seguidas y abrió sus nalgas para dejarme hacer.
    
    Me saqué su poronga de la boca sólo para preguntarle si podía seguir con mis dedos en su culo.
    
    -Hummm, dale, jadeó.
    
    Volví a mi mamada, pero más concentrado en masajearle el ano ya con tres dedos embadurnados en su propio semen, que chorreaba fuera de mis labios. Flexionó un poco sus rodillas para poder abrir más sus glúteos y me afané con mis masajes en el ano que parecían estar dándole mucho placer. Muy a desgano dejé de chuparle la pija para incorporarme, enjuagarme la boca e instarlo a darse vuelta para tener su precioso trasero a disposición.
    
    Le mordisqueé las orejas, lamí su cuello y toda su espalda hasta llegar a sus nalgas redondas y firmes, que también lamí y mordí suavemente, se las abrí un poco y le pasé mi lengua por su raja hasta llegar al rosado trofeo que ya había lubricado y dilatado lo más posible.
    
    -No me lastimes, me pidió.
    
    -Sería lo último que haría en mi vida, ...
    ... le dije, bombón.
    
    Le pasé la lengua en círculos por la entrada de su ano hasta que se la pude meter todo lo que pude, sacándola y metiéndola varias veces, provocándole oleadas de placer y gemidos. Volví a insistir con mis dedos, uno, dos y tres, masajeándole bien el perineo y apoyé mi glande en su entrada.
    
    Mi pija es normal, entre 15 y 17 cm (la medí contra los azulejos una vez), así que se la pude ir metiendo muy despacio, muy de a poco, entrando y saliendo cada vez un centímetro más hasta vencer cierta resistencia, que le provocó un estremecimiento.
    
    -Relajate y abrite como si fueras a cagar, le dije.
    
    Lo apoyé un poco más y se la pude meter toda, sin que manifestara dolor, y me quedé en su interior un largo rato, quietos los dos, jadeando y suspirando. Aproveché para besarlo nuevamente con mucha pasión, noté que empujaba hacia atrás y contraía su ano, así que empecé a bombearlo muy despacio, lentamente, casi sacándola del todo y volviéndosela a meter hasta que mi pelvis chocaba con sus glúteos que tanto me gustaban.
    
    Seguí así varios minutos que me parecieron eternos porque no quería acabar, quería seguir cogiéndolo toda la noche, pero él empezó a menearse, yo aceleré mis embestidas, no fuertes sino acompasadas a su ritmo y al cabo de unos cinco minutos me provocó una tremenda eyaculación de media docena de espasmos, que hizo que las piernas se me aflojaran y tuviera que apoyarme en su cuerpo para no caer al suelo desmadejado.
    
    Nos quedamos así, unidos, yo en ...