1. Caliente día de aseo con mi roomate


    Fecha: 31/07/2024, Categorías: Fantasías Eróticas Autor: ZoeMandarina, Fuente: CuentoRelatos

    Hacía un calor insoportable, el sol ardía sobre nuestra piel. Nos comprometimos a colaborar en la mudanza de una compañera de trabajo. No había de otra, era mejor cumplir. Inicia la jornada. Sol incesante y despiadado que nos doraba. Él subía y bajaba escaleras con las cajas al hombro. Sus bíceps se tensionaban, sus venas se pronunciaban. Masa redonda y blanca, piel firme y tersa. Una y otra vez, subía y bajaba. Yo ya me había rendido, me escondía del diablo ardiente.
    
    En la sombra, te observaba, me perdía. Me dijiste algo, te reíste. Me molestabas, algo bromeabas sobre mí, mientras me mirabas. Te llevaba la cuerda, aunque no te entendía. Nos fuimos, nos reímos, cargamos, nos cansamos.
    
    Sudaba, y su olor lo sentía fuerte. La mezcla de sudor, perfume y su propio olor, me calentaba más que el diabólico sol.
    
    Nunca te deseo, se me prohíbe. Eres casado, yo lo respeto. Yo, una promiscua, tengo muchos hombres y ninguno a la vez. Me los respetas. Vivimos hace año y medio juntos. Demasiado tiempo, demasiado cerca para conocerte, para quererte. Pero no puedo quererte, no puedo desearte, no puedo mirarte, no puedo provocarte. Hoy no lo soporto, el calor es mas fuerte que yo.
    
    Terminamos la mudanza, y llegamos a nuestra casa. Es nuestra, de los dos. Tú me soportas, yo ni te siento, pero se cuándo sales, cuando entras, cuánto duras en el baño, lo que tomas, lo que comes, lo que oyes, lo que miras, lo que tienes, lo que hablas, cuánto duermes, cómo duermes. ¡No!, ¡eso no!
    
    Te ...
    ... encierras, me encierro. El calor continúa, y mientras a otros duerme, a mi me despierta. Me levanto.
    
    Hoy es día de aseo. Barro, oigo mi música favorita, lavo. Me provoca fumar, trabarme, alivianarme. Me encierro, tú sales.
    
    Dos plones me bastan para estar mejor, para sentir la electricidad chispeante acalorada que me produce, la suavidad que me menea.
    
    Salgo. Tu barres tu cuarto, pues hoy es día de aseo. Estás en pantaloneta, es de color verde, tu espalda blanca deslizante resbaladiza. Te inclinas y tus nalgas se pronuncian detrás de ese trapo verde. Entras y sales. Te observo con levedad. Lo percibes, te incomoda. Me miras. Te entras. Yo sigo.
    
    Te imagino. Imagino que me coges por la espada, que aprietas mis nalgas, que me bajas el pantalón, que quería ya caerse. Tu mirada como de “ya que más da”. Me tomas mi cara y me besas fuerte. Yo que debería resistirme, te beso, profundamente.
    
    Regreso. Estoy sola, trapeando, repitiendo el mismo lado 10 veces. Tu puerta está cerrada. Me acerco a ella, la choco con las mechas del trapero. Pienso en si la abriera, qué pensaría. Se reiría. Yo le pediría disculpas y la cerraría. Seguiría trapeando.
    
    Sigo trapeando. Él sale, me estoy agachando, ¿se me están cayendo los pantalones? ¿me metí la mano en las nalgas mientras él pasaba? ¿Se me vieron las pantaletas?
    
    Él pasa fugaz. Se devuelve y me pregunta si puede usar el baño. ¿Lo usamos juntos?, quería decirle. Ehh, sí, el baño, sí -titubeo-. Me quedo pensando, ¿se daría cuenta? ...
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