Cerdita en Semana Santa - Relatos Eróticos

Cerdita en Semana Santa

Sobre las cinco de la tarde el macho alfa se empleó a fondo con la muchacha y mi trabajo fue comerle el culo a él y de vez en cuando su gorda polla, la chica se retorcía entre el placer y el dolor mientras este la penetraba con auténtico sadismo retorciéndole sus pechos que estaban prácticamente amoratados el pequeño cuerpo de la chica y su cara completamente desencajada.

Durante una hora aproximadamente hizo con ella lo que le vino en gana estando yo de comodín para satisfacer sus más depravados instintos, la chica consiguió varios orgasmos entre sollozos.

Siendo yo testigo del placer y sufrimiento de la chica y de el disfrute por parte de nuestro amo.

Sobre las siete de la tarde mi amo me ordenó que vaciase mi intestino y diese una ducha rápida, al poco rato llamaron al telefonillo y el macho alfa me ordenó que sin preguntar a abrirse la puerta del portal y que mantuviese la puerta abierta y yo enfrente de esta, sentí como llegó el ascensor al piso y en aquel momento pasos que se acercaban hasta la puerta eran dos hombres aproximadamente uno sobre los cincuenta y el otro sobre los 60 bien vestidos elegantes diría que atractivos pasaron sin decir nada hasta el salón.

Se saludaron cordialmente por lo que enseguida me di cuenta que ya se conocían.

El mayor hizo el comentario de que aquella casa olía a puro sexo, mientras el joven se acercó hacia mí y empezó a acariciar mi cuerpo desnudo incidiendo en mis nalgas y hurgando con su dedo en mí dolorido esfínter ...

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Fue el mayor de los dos el que se aproximó a darme un beso de tornillo mientras lascivamente me sobaba el culo yo me dejé hacer, ya me imaginaba que iba a ser objeto sexual de aquellos dos hombres y asumía lo que allí sucediese.

Enseguida me di cuenta que el más joven se restregaba por mi espalda completamente desnudo pidiendo mi atención se apoderó de mi boca dándonos un largo beso con la lengua mientras me daba cuenta que en su entrepierna había vida.

Por orden de mi amo me dijo que me entregase a los dos machos que quería ver auténtico sexo gay y que yo iba a ser la puta de ambos desde ese momento mi cometido iba a ser satisfacerles a los dos con mi total entrega.

Con el más joven que me estaba morreando enseguida me ordenó que le hiciese una buena comida de polla y huevos y yo agachándome me encontré ante una polla de tamaño medio sobre diecisiete centímetros completamente depilada, que empecé a comer con gula pasando mi lengua por todo el tronco para meterme aquel capullo sonrosado en mi boca hasta sentir como llegaba al fondo de mi garganta mientras sentía como el más maduro de los dos golpeaba con su polla mi cara pidiendo que la atendiese también.

Esta polla sería más o menos del mismo largo pero algo más gruesa también depilada con unos buenos huevos enseguida empecé a pasar mi lengua desde sus pelotas sus pollas alternándome entre las dos en mi boca y sintiendo como ellos les gustaba.

Morreos a tres lenguas sobeteo entre los tres la cosa empezaba a ...