La fiscal: Final cerrado
Fecha: 03/08/2024,
Categorías:
Dominación / BDSM
Autor: marori73, Fuente: CuentoRelatos
La puta de Poggioreale
Los cuatro guardias, levantaron a Silvia en volandas y la llevaron al fondo de la celda. Había un viejo potro de madera y hierro, al que fue atada con los brazos a un lado y las piernas del otro, bien separadas. De una cadena que pendía del techo, sujetaron su cuello, dejando la cabeza levantada permanentemente, y sus dos agujeros totalmente accesibles.
Desde este momento serás tres agujeros para todo el que quiera usarte, dijo uno de los guardias riendo, acostúmbrate a este potro, hasta que nos cansemos o mueras, este será tu hogar, disfrútalo, jajaja
Y diciendo esto, se bajo los pantalones y metió su polla en la boca de Silvia. Con una arcada por el olor nauseabundo de aquel asqueroso guardia, comenzó a chupársela para no ahogarse con ella, pues a pesar de ser corta, era bastante gruesa. Sintió un pinchazo en su culo, y a la vez unos dedos hurgando su entrepierna y su ano. La sensación conocida de euforia y embriaguez empezó a apoderarse de ella y la lascivia y el deseo, comenzaron a llegar. Alguien comenzó a taladrarla por detrás con rudeza, mientras unos dedos se perdían en su culo. Estaba de nuevo muy excitada.
Toma, métele la porra por el culo, que le está gustando, dijo otro de los guardias, alcanzando su porra a quien la estaba follando muy profundo por detrás.
Mientras el guardia que le estaba follando la boca, la jalo fuerte por el pelo, y comenzó a correrse, entre gruñidos, en el fondo de su garganta. Cuando se retiró, Silvia ...
... apenas pudo tomar una bocanada de aire, y otra polla, esta vez de un magrebí recluso, de un tamaño bastante considerable, se hundió de nuevo en su garganta, mientras sentía algo frio y duro entrando profundamente en su culo. Los envites en su coño se hicieron más profundos y rápidos, y mientras sentía que una caliente descarga de semen la inundaba por dentro, estallo en un orgasmo, jadeando y gimiendo, retorciéndose lo que sus ataduras le permitían, para deleite de todos los presentes. El moro, saco la polla de su boca, se colocó detrás, le retiro la porra del culo, y la reemplazo por su miembro. Comenzó a encularla fuerte y profundo, durante más de 10 minutos que se le hicieron eternos, pues el dolor era grande, después del estado en que la había dejado el Ruso. Otro de los guardias metió su aparto en la boca de Silvia, que a pesar del sufrimiento de su enculada, empezaba estar otra vez muy excitada. Su cuerpo, presa de la droga suministrada, iba por libre y era ajeno al dolor, es más, crecía la excitación con él. El moro se aferro con dureza a sus prominentes nalgas, hundiendo sus dedos en su tersa carne, y entre jadeos y gruñidos, se corrió abundantemente dentro de su culo. Saco su polla completamente empapada de semen, y restos de excremento y sangre; el guardia se retiró de su boca y fue a follarla, mientras el moro le metía el miembro en la boca para que se lo limpiara. Silvia no pudo contener la arcada, por lo profundo que se al metió, y el asco que le dio el aspecto y ...