Genio
Fecha: 23/10/2018,
Categorías:
Anal
Autor: XAVIA, Fuente: CuentoRelatos
Lo habíamos contratado hacía 11 meses. Se llamaba Benjamín pero más allá de un carácter infantiloide, nada más hacía referencia a su nombre. Era hijo único, así que no era el más joven de una estirpe. Medía cerca de 1,90 y pesaba más de 100 kg, así que no era pequeño. Y, a pesar de ser el último en llegar a la empresa, se había convertido en una pieza muy importante para nuestros últimos proyectos.
Cris y yo nos asociamos hace 12 años hartos de trabajar como negros para que otros se llevaran el mérito y, sobre todo, el beneficio económico. Nos conocíamos desde la adolescencia, pues fuimos compañeros de clase. A raíz de ello, conformamos una cuadrilla de 7 miembros, 3 chicas y 4 chicos que nos convertimos en inseparables hasta que los estudios universitarios y dispares carreras profesionales nos fueron disgregando. El grupo seguía viéndose con irregularidad, pero solamente nosotros dos continuábamos juntos.
Cumplidos los 30, en la fiesta de aniversario de mi amiga, esbozamos el embrión que pocos meses después darían con el nacimiento de una consultora de empresas que comenzó dando servicios informáticos y tecnológicos a compañías de nivel pequeño, hasta que fuimos creciendo al ritmo de nuestros clientes.
La contratación de Benjamín supuso para la compañía dar un paso más pues lo más suave que puedo decir de él es que era unhacker con todas las de la ley. O sin ella, para ser honestos, pues necesitábamos a alguien que conociera la otra cara de la red, laDark Net como ...
... lo llama la policía, elDeep Web, como lo llamamos los usuarios.
Al chico nos lo recomendó el marido de Cris, también ingeniero informático, cuyos conocimientos acababan donde comenzaba la cara B del sector, pero estaba muy bien conectado con críos de discutible pelaje.
Benjamín era el prototipo denerd informático. Huraño, solitario, rebuscado, maniático, pero también genial y muy eficiente. Acostumbrado a lidiar con profesionales del sector de todo tipo, no me fue difícil congeniar con él, aunque me costó penetrar la coraza auto protectora que lo cubría. Tal vez el hecho de ser hombre me ayudó, pues a Cris le costó bastante más, sobre todo porque carecía de la paciencia necesaria para aguantarlo.
Aún hoy sigo pensando que su contratación fue un acierto, a pesar de lo acontecido, pues en lo profesional y económico, nos fue muy bien su presencia. En lo personal…
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Cris se había casado con Toni un año antes de que fundáramos nuestra empresa, un chico que conoció en su primer destino laboral. Yo había tonteado toda mi vida con Emma, una compañera de la cuadrilla adolescente, pero no fue hasta asomarnos a la treintena que decidimos formalizar lo que llevaba años escrito. Años en los que ambos habíamos tenido otras relaciones más o menos serias.
Pero las piernas que me rodeaban a la altura de la cintura no eran las suyas, como tampoco eran sus pechos los que se mecían adelante y atrás al ritmo de mis envites, ni era su garganta la que gemía sonoramente, ni su ...